Tenosique (México), 23 ene (EFE).- El misterioso carnaval más exótico del mundo, cancelado dos años por pandemia, retomó las festividades en el municipio mexicano de Tenosique, en el oriental estado de Tabasco, en el que participaron jaguares, doncellas, héroes y hombres hechizados en coloridas máscaras de madera adornada con flores y vegetación de la selva.
La danza del Pochó, de origen precolombino, arrancó este domingo a 214 kilómetros de Villahermosa, capital de Tabasco, en el que participaron cientos de personas al ritmo de flauta y tambor.
Este gran ritual consiste en una serie de danzas ejecutadas al compás de una música melodiosa y triste, producida por un instrumento hecho de caña, acompañado de tambores simulando la purificación del hombre a través de la lucha entre el bien y el mal al darle su alma a la muerte, al dios Pochó, que simboliza al ser maligno.
La danza de origen maya duró unas cinco horas sin parar, y a lo largo de calles y barrios muchas familias se sumaron a la celebración milenaria que concluyó en un gran ritual de baile en el parque central de Tenosique.
Niños, hombres y mujeres participaron disfrazados de cojoes (hombres de madera), jaguar, de pochoveras (doncellas), que son los tres personajes principales de este raro carnaval.
Cada año, todos los habitantes se reúnen para preparar cada detalle de esta celebración, en donde purifican sus espíritus mediante danzas y rituales.
Días antes de la gran celebración, los habitantes de Tenosique suben a la selva para recolectar cañita, flores de tulipán, bugambilias, colas de gato, hoja de castaña y hoja de plátano seca (sojo) para adornar la indumentaria de cada personaje.
Para el psicólogo Jorge Suárez Vela, este baile es una expresión de la danza maya, considerada patrimonio cultural del suroriental estado mexicano de Tabasco, uno de los más indígenas del país latinoamericano donde participan todas la clases sociales.
“La danza del Pochó tiene una connotación antropológica, con más de 150 años que se baila ininterrumpidamente en este tiempo y es un recordatorio al pueblo de Tenosique de que el bien y el mal están en pugna, y recordar que siempre tenemos que estar en unión. La danza del Pochó la hacen todas clases sociales del lugar, aquí no hay distinción de clases”, explicó.
Alfonso Cejas, capitán (organizador), manifestó su alegría de volver a las calles tras la interrupción por la pandemia de la covid-19 que, debido a la restricciones, el año pasado danzaron en los patios de sus viviendas.
“La verdad es motivante volver a las calles, ya la gente esperaba esto porque el año pasado que se bailaba en los patios nos preguntaban que si por qué no se hacen los bailes en la calle, pero por pandemia tuvimos que acatar lo que dicen la autoridades. Pero ahora sí”, expresó.
Cada año, domingo a domingo, festejan la tradición más de 58.000 mil habitantes de este pueblo fronterizo con Guatemala.
Tania Cejas, ataviada de pochovera, la doncella maya que vigila y hechiza a los cojoes y cuyo papel es la sacerdotisa del Dios Pochó, detalló a EFE su rol en la danza.
“Nosotros venimos vigilando a los cojoes, los hombres de madera, al principio somos enemigos y luego aliados y con los tigres unimos los tres personajes para derrotar al dios Pochó”, compartió la mujer.
Cada personaje transmite alegría, una atmósfera de raíces mayas que suponen un sorbo de pasado a quienes participan en el carnaval, que es a su vez un juego y una celebración a la vida.
Turistas que asisten y ven por primera vez este baile dicen quedar admirados del colorido y la connotación antropológica de la fiesta.
“La verdad estoy impresionado , mucha tradición y muy diferente a cualquier carnaval”, dijo Sergio.
A modo de preámbulo, las fiestas en Tenosique comenzaron con una curiosa guerra de dos toneladas de harina y huevos, conocida como "El Baile de la Harina”, así como una fiesta patronal en honor a San Sebastián, imagen a la que lanzan talco o harina.