La Habana, diciembre (SEMlac).- Ser emprendedora es un camino difícil, lleno de obstáculos y retos; pero para una mujer como Maylie Sánchez Jiménez, con sueños y propósitos que van mucho más allá del beneficio personal y buscan dejar una huella de amor en personas que lo necesitan, los frenos e imposibles parecen no existir.
Desde el poblado de Falla, una zona rural del municipio de Chambas, en la provincia de Ciego de Ávila, al centro del país y a 400 kilómetros de La Habana, esta licenciada y máster en nutrición y dietética, esposa y madre de dos niños, impulsa no solo "Estilos Maylie", dedicado a las confecciones textiles, sino también el proyecto "Mary Fe, amor y vida", que produce y entrega gratuitamente prótesis de mama de confección textil.
Siempre dije que el día que pudiera ayudar en el proceso de enfermedad de mi mamá lo iba a hacer, comenta la entrevistada a SEMlac y recuerda que, cuando tenía seis años de edad, su madre fue diagnosticada con cáncer de mama, un proceso que vivieron juntas.
Hoy tiene la oportunidad de trabajar a su lado en este proyecto que se denomina "Mary Fe, amor y vida", en honor a ella.
"Lo hemos hecho entre las dos, hemos innovado en una prótesis de mama textil para mejorar la calidad de vida de las mujeres mastectomizadas", apunta Sánchez Jiménez, quien considera que en esta iniciativa se condensa su historia de vida.
Su proyecto habla no solo del vínculo con su mamá, sino incluso del aprendizaje de los secretos de la costura, que llegó a su vida cuando era una niña de unos siete años y que le ha permitido crear, desarrollarse, innovar y ayudar a otras personas.
Brindar esperanza
Tener algún día un taller de costura era un sueño para esta cubana y se convirtió en realidad cuando en el país comenzaron a abrirse espacios para nuevos actores económicos. Así surgieron, en 2022, sus confecciones textiles, donde "Mary Fe, amor y vida" es la línea principal.
"Decidimos llamarle así porque es lo que damos y hacemos", asegura y agrega que ha sido satisfactorio llevar adelante este proyecto, al cual se han unido numerosas personas de su comunidad: mujeres limitadas de la vida laboral, jóvenes, unas con cáncer, otras débiles visuales, otras con fibromialgia o víctimas de violencia de género.
"Hoy se sienten útiles en la creación de estas prótesis y llevándoles calidad de vida a estas mujeres operadas de cáncer de mama", comenta y refiere que la idea original surgió cuando a su mamá se le rompió la prótesis de silicona que usaba y adquirir una nueva quedaba fuera de su alcance, por su alto precio.
Unos ajustadores en desuso y un traje de baño que también había dejado de ser utilizado fueron las materias primas de aquel experimento que terminó siendo una cómoda prótesis, que se veía bien y no pesaba, no erosionaba la piel y se podía lavar y poner al sol.
Algo tan bueno tenía que ser compartido; de ahí que de inmediato pusieron manos a la obra para hacer llegar prótesis a un grupo de mujeres de la localidad, alrededor de 10 o 12 que estaban atravesando por procesos similares.
"Sus testimonios a la hora de usar las prótesis fueron muy emotivos y, a raíz de ahí, comenzamos a ver cómo podíamos mejorarlas; cómo podíamos tratar de llevar este taller a más mujeres, para darles oportunidad de trabajo en este pequeño poblado donde se ve muy limitada la posibilidad de trabajar", recuerda Sánchez Jiménez.
En un corto periodo de tiempo, su taller estaba habitado por personas excepcionales, con historias diferentes y sensibilizadas con la misión del proyecto "Mary Fe": un equipo que no escatima tiempo y dedicación para contrarrestar obstáculos, como la falta de electricidad y la necesidad de dividir con precisión milimétrica el poco tiempo con energía entre las líneas de producción que sostienen económicamente a "Estilos Maylie" y el proyecto al que todas tributan su esfuerzo por vocación.
La ayuda mutua y la superación personal son constantes, pues muchas de estas mujeres no creían que su condición de salud o relaciones interpersonales les permitirían trabajar, al punto en que pertenecer a este espacio se ha convertido en un motivo de alegría y vida, relata la iniciadora del proyecto.
"Tenemos el reto de llegar a cada mujer operada", afirma la emprendedora, aunque sabe que no es tan sencillo llegar a todas partes del país.
El Instituto Nacional de Oncología y Radiología; los municipios de Centro Habana y Guanabacoa en La Habana; Santa Clara en la provincia de Villa Clara, y el municipio Ciego de Ávila ?al centro del país? son algunos de los lugares a los que ha podido acceder con fuerza de voluntad, empeño y también alianzas.
En Guanabacoa, en La Habana, la mipyme Emlo Textil contribuyó no solo al encuentro con mujeres de ese territorio, sino que le proporcionan recorterías de su taller; en Centro Habana contó con la ayuda del proyecto de desarrollo local La Mina, desde donde también recogen ajustadores en desuso para donárselos; en Villa Clara estuvo acompañada por el proyecto Octubre Rosa, la Federación de Mujeres Cubanas en cada localidad a donde ha llegado y en Ciego de Ávila se alió al Grupo Ayuda, enumera Sánchez Jiménez.
Este último, creado por 25 mujeres empresarias entre las que se incluye, labora con casas de niños sin amparo familiar, hogares para personas en situación de discapacidad, niños con cáncer… y ha sido en parte responsable de que "Mary Fe" se pudiera trasladar a otros territorios, sostiene.
Porque no se trata solo de entregar gratuitamente una prótesis; el significado es mucho mayor, asegura. "No es hacer una caja de prótesis, enviarla a una provincia y que se las entreguen a varias mujeres. La parte medular del proyecto es esa entrega personal, donde mi mamá se para delante de esa mujer operada y le cuenta su historia", explica.
Esa experiencia de enfrentar el cáncer de manera positiva y la comprensión de que todavía es posible alcanzar los sueños dejan una huella impresionante en quienes lo reciben y muchas veces les cambia la manera en la cual asumen el proceso, añade.
Son actividades donde participan en juegos, rifas, desfile de modas; donde se reúnen no para hablar de la enfermedad, sino para disipar el miedo y abrir camino a la esperanza, enfatiza.
Emprender con sostenibilidad
Sánchez Jiménez comenzó hace tres años con una máquina de coser de su abuela, después logró arrendar un taller pequeño con tres máquinas y más tarde compró otra también muy vieja.
Tras un evento de empresarias en 2023, donde dio a conocer su proyecto, obtuvo el apoyo de la embajada del Reino de los Países Bajos en La Habana y pudo comprar maquinaria de mejor tecnología para continuar creando prótesis y confecciones de mejor calidad y personalizadas.
Ha sido un camino con obstáculos, Vivir en una zona intrincada, donde el transporte escasea, trasladarse a La Habana a buscar las materias primas se torna un asunto complejo. "Comencé con un maletín al hombro y todavía estoy con un maletín al hombro", dice casi en tono de broma, aunque convencida de que quien desea emprender tiene que superar todas las barreras.
"Tienes que tener una adrenalina que te motive e ilusione a crear, a hacer por los demás y no cansarte", subraya y agrega que las prendas textiles son necesarias, pero lo que hacen gratuitamente en "Mary Fe" es útil a la sociedad.
Partidaria de que las prótesis tienen un valor en sí mismas, cree que también resulta valioso darle una segunda vida a las prendas que las personas tienen a mano, confeccionar ropa para niñas y niños con la recortería de otras producciones y apoyar el programa materno infantil en zonas rurales donde hay mujeres que temen enfrentar un embarazo por la dificultad económica que supone preparar la canastilla.
"Me gusta enseñar a las personas que todo tiene un segundo momento, todo tiene una segunda vida útil: en mi taller es cero desperdicio", afirma.
Desde juguetes y ropa interior, hasta guayaberas y agarraderas, todo cobra vida en el taller, al cual le gusta llevar a niños y niñas para que aprendan manualidades que también están vinculadas a la cubanía. "Así pueden palpar el sacrificio que lleva confeccionar una pieza", dice.
"Pienso continuar evolucionando y creciendo. Quizás en de tres años esté aquí contando otra historia", refiere esta emprendedora y subraya que, sin el apoyo de su esposo, no habría conseguido llegar al momento actual.
Compañeros desde la niñez hasta la familia que han creado juntos, en todo lo que ella impulsa él es su principal aliado. Las tareas del hogar y las responsabilidades parentales son compartidas y él incluso asume funciones en el taller, comenta.
"No tengo un mecánico que me ayude a arreglar las máquinas, pues tengo que llamarlo y decirle: 'apaga el carbón, apaga el fogón y ven y ayúdame a arreglar esta máquina, porque estamos en el medio de un proceso'", cuenta a SEMlac y destaca que el tiempo de electricidad es oro en medio de una crisis electroenergética, con prolongados cortes de electricidad.
"Él me ayuda en todo para poder aprovechar ese tiempo al máximo", apunta.
Retos y anhelos
"Tengo un sueño y un reto. El reto es llegar a todas las mujeres operadas de Cuba. Donde quiera que se encuentre esa mujer operada, tendrá mi prótesis", dice con convicción.
El sueño es seguir creciendo, tener un taller más grande y trasladar la idea que fructificó en su pequeño espacio a otras provincias, quizás brindando asesoramiento, añade.
Disponer de un transporte propio para poder trasladar las materias primas y luego entregar las prótesis está en la lista de deseos que compartió con SEMlac. Pero también el decirle a cada mujer que "no tema emprender"
"Es difícil, es un camino que no todas elegimos, pero es un camino tan lindo, donde en el transcurso tu vida va cambiando, vas viendo ilusiones, anhelos y no importan los obstáculos", comparte.
Su mensaje está muy vinculado a la Cuba a la que aspira: una donde las mujeres que han visto sus sueños apagados por enfermedades como el cáncer o situaciones de vida, consigan fortalecerse y luchar por una vida mejor. En ese trayecto, Maylie Sánchez Jiménez espera que su proyecto y la filosofía de trabajo de su taller sean inspiradores.





















