Atención al cliente en el sector público

04 de Junio de 2018
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Hablar de atención al cliente siempre nos coloca a todos en los estándares de calificación que otorgamos ante cualquier prestación de un servicio, principalmente de las empresas, comercios y organizaciones de la iniciativa privada. Sin embargo, si hay una ATENCIÓN AL CLIENTE más penalizada, esta es, la del SECTOR PÚBLICO.

Estamos en plena efervescencia política a poco menos de un mes de una de las elecciones más importantes para nuestro país, en la cual habremos de elegir servidores públicos de elección para 18 mil 311 cargos entre federales, estatales y municipales. Aunado a ello, en México, existen cerca de 5 millones de trabajadores de gobierno entre las tres instancias, y poco he escuchado alguna propuesta de campaña que hable acerca de la necesidad de mejorar la ATENCIÓN AL CLIENTE en toda la esfera pública.

Y es que la ATENCIÓN AL CLIENTE es transcendental para la buena marcha de cualquier organización, ya sea pública o privada. El cliente siempre debe estar en el centro de nuestro compromiso y actuar, debe sentir que cuenta con el respaldo y amabilidad ante la necesidad de servicio que requiera sea, cual sea.


De acuerdo a las estadísticas presentadas en relación al Día de la Administración Pública por parte del Instituto Nacional de Geografía e Información (INEGI) en junio de 2017, en México, 75% de la población adulta de las áreas urbanas estuvo satisfecha con el trato que recibieron al realizar algún TRÁMITE presencial ante un empleado de gobierno. Sin embargo, cuando se trató de medir la satisfacción en la prestación de SERVICIOS solo 38 de cada 100 mexicanos resultaron satisfechos, es decir, el 62% de los ciudadanos reprueba la prestación de los servicios públicos, como educación, salud, seguridad pública, entre otros.


El SERVIDOR PÚBLICO debe ser una persona orientada principalmente por el deseo de servir, aquel cuya vocación de servicio forme parte de sus principios y valores, que su atención se destaque por su cordialidad, humanidad, rapidez y sentido de oportunidad ante los planteamientos de los ciudadanos.

Un servicio deficiente, lento y de mala calidad, afecta negativamente a las instituciones públicas, y a sus servidores públicos de elección popular, a los que les cuesta desprestigio y antipatía ante el ciudadano.

En 1993 el Gobierno de Estados Unidos, tratando de mejorar el servicio y su imagen, dicta normas claras y precias que establecen los principios de SERVICIO AL CLIENTE que lleve a las instancias gubernamentales a servir a sus usuarios de la mejor manera posible.

No obstante en 2011, el Presidente Obama, promulga un decreto para la “Racionalización de la Prestación de Servicios y Mejorar el Servicio al Cliente en el Sector Público”.


La formación de los funcionarios de gobierno, en SERVICIO AL CLIENTE, es una necesidad permanente. Y algo que deberíamos imitar de los Estados Unidos son las legislaciones y acciones en relación a este tema, y de las marcas más prestigiadas los resultados que obtienen al cuidar de forma tan especial a sus clientes.


Un SERVIDOR PÚBLICO es importante, cualquiera que sea el puesto que desempeñe, pues de todos ellos se desprende la buena o mala imagen del servicio, pero ante todo la solución a las demandas del ciudadano.

Trabajar en el gobierno desde cualquiera de sus espacios es digno y prestigioso, ya que brinda la oportunidad de ser útil a los demás, además de que permite el desarrollo personal y profesional. Pero al igual, implica la responsabilidad de SERVIR con honestidad, lealtad y transparencia, teniendo la disposición de tener la creatividad e innovación, que se traduzca en la búsqueda constante de nuevas formas de trabajo que resuelvan con eficiencia los problemas y necesidades de la sociedad a la que se deben.

En el gobierno está depositada la confianza de la ciudadanía para administrar con eficacia y honradez los recursos públicos, pero también para atender con calidad y calidez. Recordemos que por el simple hecho de ser personas tenemos derecho a un trato digno e igualitario, y que las instituciones públicas fueron diseñadas para hacerle la vida más fácil a cualquier ciudadano.