Luego de que se dieran a conocer distintos casos de abuso sexual a menores, buscamos a la fundación Vida Plena, quien coordina el programa Corazones Mágicos para indagar sobre esta problemática social que enfrenta no solo el municipio de San Juan del Río, sino toda la entidad queretana.
De acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF): “La violencia sexual contra los niños es una grave violación de sus derechos. Sin embargo, es una realidad en todos los países y grupos sociales. Toma la forma de abuso sexual, acoso, violación o explotación sexual en la prostitución o la pornografía. Puede ocurrir en los hogares, instituciones, escuelas, lugares de trabajo, en las instalaciones dedicadas al viaje y al turismo, dentro de las comunidades, en contextos de desarrollo y de emergencia”.
Las últimas cifras señaladas en el portal oficial que son de 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que 150 millones de niñas y 73 millones de niños menores de 18 años, experimentaron relaciones sexuales forzadas u otras formas de violencia sexual con contacto físico.
El silencio es el peor enemigo
En exclusiva para Rotativo de Querétaro, Marisol Zabalegui Rodríguez, responsable del área de psicología en el programa de “Corazones Mágicos”, señaló que el tema del abuso es un “silencio colectivo” debido a que se trata de un tema doloroso en donde la sociedad no busca hablar.
“Parte central en el tema del abuso sexual infantil tiene que ver con el silencio, los agresores sexuales se encargan de que el niño no vaya a hablar y es un silencio que acaba siendo familiar y compartido por la sociedad”, señaló.
La especialista indicó que de acuerdo a la organización panamericana de la salud, una de cada 5 mujeres en el mundo fue víctima de abuso sexual en algún momento de su infancia y uno de cada 10 niños.
“Sin embargo no lo hablamos, no lo vemos, no lo legalizamos, aparentemente cuando surge un caso, de inmediato se busca callarlo y una de las principales cosas en las que nosotros estamos convencidos dentro de la prevención tiene que ver con romper el silencio”. Indicó.
Zabalegui Rodríguez, relata el cómo cuando se llega al Ministerio Público, lo primero que dicen es: “ –No denuncie; y cuestionan ¿ya sabe todo lo que le va a pasar al niño, ya sabe todo lo que va a sufrir el niño? y convencen a no denunciar y entonces vuelve a venir el silencio”; mientras que en el mejor de los casos cuando se logra poner la denuncia el juez dice: “-No se puede comprobar, no es un delito grave; es más grave robarte una chiva que abusar sexualmente de un niño y todo esto va siendo parte de un silencio colectivo”.
A su vez realiza una invitación para revisar la campaña en redes sociales #miprimeracoso, donde se puede apreciar que es muchísimo más frecuente de lo que se piensa, donde muchas de las expresiones vertidas no sólo relatan un acoso, sino un abuso sexual o violación.
Al respecto y dentro de esta introducción hacia la agresión que se describe desde el adulto o menor, señala que es necesario generar políticas públicas en favor de los niños, porque el problema del abuso sexual infantil no refiere a una situación dentro de la vida privada de las familias, sino a un hecho que afecta a la sociedad en general.
El agresor sexual puede estar en casa
Entre 8 y hasta 9 de cada 10 personas que vivieron abuso sexual durante sus primeros años, se vuelven agresores durante su vida adulta; además de que estudios indican que hasta un 70 por ciento de los agresores son familiares de los niños y 20 por ciento son personas cercanas con lazos afectivos.
Las estadísticas son alarmantes, en el 85 por ciento de los casos el agresor sexual es un varón y 15 por ciento son mujeres, lamentó Marisol Zabalegui Rodríguez.
“…y esto va creciendo, el número de mujeres agresoras y la tendencia es que haya cada vez más mujeres agresoras”.
La responsable del área de psicología en el programa de Corazones Mágicos, señaló que por el contrario de la idea de que el abuso ocurre como un hecho inmediato por parte del agresor, donde la persona perdió el control, el agresor sexual planea y “seduce” durante meses al menor; mediante distintas etapas.
Se gana la confianza del menor, en un inicio sin ningún contenido sexual; se vuelve un niño muy “querido”, muy “especial” o muy “consentido”. Durante este periodo busca satisfacer ciertas necesidades afectivas del menor.
A esta relación afectiva llega la segunda fase donde el agresor sella un pacto de silencio con el menor; donde le hace creer al niño que el como “adulto” le guarda secretos, y un ejemplo si la mamá no lo deja entrar al Internet, el agresor le presta su tablet o celular y le asegura al pequeño que él no le dirá nada a nadie.
Cuando llega la parte del abuso, el menor presenta una confusión en cuanto a una culpa que no es del mismo niño y dijo: “Hasta que el niño ya no soporta y es entonces cuando se atreve a hablar; y en el 90 por ciento de los casos, el abuso sexual es ejecutado por alguien a quien quiere mucho el niño y en el que los papás del menor confían demasiado”.
Cuando el niño rompe el silencio
Un niño buscará a una persona en quien tenga gran confianza para decir “me tocó y me dijo que no te dijera”; una situación que no va a inventar un menor porque se trata de una circunstancia que él mismo pequeño desconoce; sin embargo aún existen muchas personas que responden con un “eso no puede ser cierto” y dejan seguir el problema.
Los especialistas señalan que en muchas de las ocasiones existe “la culpa” debido a la manipulación del agresor; un situación más palpable entre las niñas, donde la respuesta hacia la situación de abuso que vivió es “tú lo provocaste” y donde los psicólogos recalcan que de ninguna manera, una niña por muy bonita que sea está buscando provocar una situación de abuso y también puede representar una falta de apoyo de los adultos ante una situación de agresión sexual expresada.
Como forma de prevención Zabalegui Rodríguez, refiere que ante la situación donde un pequeño pudiera percibir una sensación de incomodidad al contacto físico o verbal con otra persona, ya sea adulto o niño; puede desarrollar habilidades para decir NO.
“La prevención se encuentra en que el menor reconozca sus propias sensaciones de ‘Esto a mí no me gusta’ y está en su derecho de decir ¡NO!, y en un segundo momento a no callar y no guardar el secreto y abrirlo con alguien que le tenga confianza y que le crea”, explicó.
La psicóloga señala que existen distintos síntomas que pueden alertar a los padres sobre una situación de riesgo que viva el menor, entre los que se encuentran casos en el que el niño comienza a tener miedo a cosas muy absurdas; como no quedarse solo para nada, evitar ir a un lugar en común, como la casa de los abuelos o tíos; o también situaciones de aislamiento.
“Uno de los síntomas más importantes, es cuando el niño comienza a emitir mensajes como: Yo soy malo, o yo no merezco que me quieran… pero hay cierto componente de culpa que nos deja ver que el niño se está sintiendo la peor persona del mundo”, señaló.
Incluso existen situaciones donde el menor realiza un proceso de represión inconsciente, donde se dice a sí mismo “si no lo pienso y no lo recuerdo quiere decir que no sucedió”.
Dentro de la evolución de la víctima de abuso, su impulso sexual se puede distorsionar, es decir que existe un trauma, incluso se puede apreciar como el niño desarrolla terror, fobia o aversión por su cuerpo; o pasa de ser un pequeño sociable a no dejar que nadie lo vea, se acerque o lo toque.
Existe también un efecto opuesto que los especialistas llaman hipersexualidad, donde el infante comienza a tocar a sus compañeros de escuela o hermanos, y esto corresponde a que no pueden controlar ese impulso que un adulto despertó.
Uno de cada 3 niños abusados sexualmente se pueden convertir en agresor
El 85 por ciento de los agresores sexuales fueron agredidos sexualmente durante su infancia, lo que podría multiplicar el caso de víctimas de forma considerable, subrayó Marisol Zabalegui Rodríguez, responsable del área de psicología en el programa de Corazones Mágicos.
Sin embargo apuntó que todas las ideas de culpa o miedo pueden ser tratadas mediante especialistas, ya que el desarrollo del menor se encuentra en un proceso de estructura; de no contar con este acompañamiento el adulto puede generar patrones con tendencia a la prostitución, drogadicción, entre otras conductas destructivas.
“Las personas crecen con esa idea de que a mí me ‘utilizaron’ y yo sólo sirvo como un objeto y establece a la larga mucho daño y patologías”, expresó.
Zabalegui Rodríguez, recalcó que un adulto que fue abusado durante su infancia también puede recibir tratamiento, y en muchos de los casos que llegan a Corazones Mágicos, los padres del menor en tratamiento revelan que en algún momento también vivieron una situación de abuso sexual de pequeños.
Un ejemplo de la repetición de patrones es donde una mujer fue abusada, le dice a su madre que ha sido “tocada”, no le cree y crece con la idea errónea de que es una situación normal y además de que tuvo la culpa; muy probablemente la lleve a pensar que como mujer adulta no es una persona valiosa y busque de forma inconsciente una relación con un agresor sexual que la “utilice” y que a la larga podría abusar de su propia hija.
Sin embargo lejos de este tipo de ejemplos, existen historias verídicas que se registran en la entidad queretana y que nos proporciona Marisol Zabalegui Rodríguez, responsable del área de psicología en el programa de Corazones Mágicos; en la primera se involucra a tres generaciones actualmente.
3 Generaciones: “Una familia donde el abuelo originalmente abusa de sus 8 hijos, hombres y mujeres; luego ellos se casan y ahorita ya hay alrededor de 40 nietos; pero dentro de esa generación de nietos estamos trabajando con 11 de ellos que son agresores sexuales; es decir que algunos lo están repitiendo entre ellos y dentro de su comunidad están viviendo situaciones de hipersexualidad terrible. Este es uno de los casos donde se tiene que parar antes de desarrollar un grupo de posibles violadores”, relató.
Otros de los casos que actualmente se encuentran en litigio, así como de asesoría psicológica, tienen que ver con seis abusos en casa.
“Tenemos el caso de un padre biológico que abusó sexualmente de sus 6 hijos, el más pequeño de un año de edad, y la mayor con 10 años, casos como este aún siguen en juicio, con más de 3 años en juicio y sin lograr una orden de aprensión, un proceso que también se vuelve muy desgastante para los niños”, refirió.
En Corazones Mágicos existe la historia de unas manitas, que con el paso del tiempo cobraron un significado muy especial para los colaboradores de esta institución, se trata de las manos de una pequeña de tan sólo 6 años que sufrió abuso sexual; al iniciar su tratamiento tenía las uñas tan lastimadas por comérselas que alrededor se le formaban costras y la chiquita buscaba taparlas por vergüenza; después de dos meses, sus manos están bien porque ya no siente tanta angustia ni miedo.
Corazones Mágicos
María Fernanda Lazo Payró, directora de Corazones Mágicos, señaló que el objetivo de este programa tiene como principal eje atender el fenómeno del abuso sexual infantil de forma integral, en rehabilitación y talleres de prevención para la población en general.
Desde su creación, suman ya 4 años de labor altruista donde se ha proporcionado ayuda a poco más de 600 menores en la entidad queretana y hasta 500 adultos, que en la mayoría de los casos son las familias de los niños que acuden a terapia.
“Es un problema que si no se atiende puede generar problemas a corto, mediano y largo plazo, es decir durante la vida adulta del menor que fue violentado; está claro que ante cualquier tipo de hecho traumático mientras más pronto se reciba la atención o tratamiento será mejor la recuperación”, expresó.
“De los 20 chicos que atendemos en Corazones Mágicos que ya se ha identificado que son agresores sexuales y son menores de edad; todos ellos sufrieron abuso sexual desde niños; y se repite esta situación con los de Santa Rosa Jáuregui”, expresó.
La directora de Corazones Mágicos AC indicó que la problemática ha permitido generar un modelo de rehabilitación para menores agresores sexuales, que ya se ha implementado en Santa Rosa Jáuregui, esperan implementar otro en la capital queretana, además de las atenciones que se generan en las instalaciones de la propia institución.
Además destacó que de acuerdo a la consulta infantil y juvenil realizada en 2012, donde participaron 19 mil 983 niños entre los 6 y 12 años; el 15 por ciento indicaron que en su casa tocaban su cuerpo y les pedían que no lo contaran, mientras que 12.7 por ciento dijeron que en su escuela tocaban su cuerpo y les pedían que no lo contaran.
“Si sumamos estas cifras estamos hablando de un 27 y hasta 28 por ciento y es verdaderamente alarmante las cifras que existen”, dijo.
Otro de los programas que recientemente se han integrado a esta labor es en coordinación con “Garritas Peludas Rescatando Ángeles”, quienes comenzarán a dar terapia en compañía de perros a los chiquitos que han sido víctimas del abuso sexual infantil; quienes permitirán generar una conexión de confianza por medio de la lealtad y el amor que les brindan estos animales.
Finalmente, Lazo Payró, en relación a los casos dados a conocer en las últimas semanas en San Juan del Río, refiere que podrían proponer talleres de prevención para que sepan detectar situaciones de riesgo o sepan detectar si su hijo o hija ha sido víctima de algún abuso sexual infantil; esto en coordinación con las autoridades municipales, aunque dejó abiertas las puertas para alguna de las víctimas pueda recibir el tratamiento necesario en las instalaciones de la asociación.
“Para estas chiquitas y chiquitos de San Juan del Río que han sido víctimas de abuso sexual infantil, las puertas de Corazones Mágicos están abiertas, nuestra esencia y nuestra razón de ser es para la gente de escasos recursos y me gustaría comenzar con algunos talleres en San Juan del Río”, finalizó.