“El crecimiento demográfico, la globalización, la urbanización y las presiones económicas están provocando cambios en nuestros sistemas alimentarios, dietas y hábitos de consumo. Esto conduce a dietas poco saludables con consecuencias alarmantes para la salud y la vida de las personas, así como para las economías de los países”, alertó.
Que toda la población tenga acceso a dietas saludables, como la mediterránea, es fundamental para alcanzar la Agenda 2030, que plantea poner fin a la pobreza y el hambre y lograr la seguridad alimentaria, así como asegurar el acceso al agua y adoptar medidas urgentes contra el cambio climático, entre otros puntos.
El gobierno italiano y la FAO celebraron en esta capital el primero de una serie de eventos dirigidos a incentivar la dieta mediterránea como una forma de alimentación sana y contribuir a lograr los Objetivos del Desarrollo sostenible de la agenda 2030.
En el encuentro diversos expertos abordaron los orígenes, historia, tradiciones y los paisajes que rodean la peculiar forma de alimentación en la región mediterránea, incluidos los principios que la sustentan.
“La dieta mediterránea promueve la producción alimentaria y los patrones de consumo locales. Fomenta la agricultura sostenible, protege los paisajes y cuenta con una baja huella ambiental”, aseguró Qu.
Sin embargo, advirtió que al igual que muchas otras dietas tradicionales en el mundo, la mediterránea “se está perdiendo debido a los modernos hábitos alimentarios y la dependencia cada vez mayor en las opciones de 'comida fácil' que ofrecen supermercados y puntos de venta de comida rápida”.
La FAO reconoce la importancia de las dietas tradicionales y autóctonas en todo el mundo, destacando sus beneficios y apoyando su protección.
Destacó que el tema de este año del Día Mundial de la Alimentación, jornada en que se conmemora la creación de la FAO, el 16 de octubre de 1945, estará dedicado a la promoción de las dietas saludables.