México, Abril.- (depositphotos) El uso de groserías en la comunicación cotidiana de los mexicanos varía significativamente entre diferentes regiones y contextos, según un estudio reciente realizado por Preply, una plataforma global de aprendizaje de idiomas.
La investigación destaca que el mexicano promedio utiliza aproximadamente 7 groserías al día, con diferencias notables entre géneros y ubicaciones geográficas.
Mientras las mujeres dicen alrededor de 6 malas palabras diarias, los hombres alcanzan una media de 9.
Las ciudades de Guadalajara, Mérida y Ecatepec están entre las diez regiones del país donde se registra un mayor uso de lenguaje altisonante, cada una con un promedio de 8 groserías por día.
En contraste, Toluca y Hermosillo presentan los niveles más bajos, con menos de 5 expresiones de este tipo por día.
Este fenómeno lingüístico no solo se manifiesta en la juventud, sino que abarca un amplio rango de edades, desde los 16 hasta los 44 años.
Aunque el 14% de los mexicanos admite usar groserías en el trabajo, la mayoría prefiere evitar este tipo de lenguaje en contextos profesionales y frente a figuras de autoridad como los jefes, donde el 81% se abstiene de usar malas palabras.
Además, un 82% opta por no decir groserías frente a niños, reflejando un respeto por el ambiente y la educación.
El estudio también revela que el ambiente influye significativamente en el uso de groserías. Por ejemplo, el 44% de los participantes indica que su vocabulario incluye más malas palabras cuando están con amigos, en un contexto más relajado y de confianza.
En cambio, dentro de un automóvil, solo el 22% reporta un aumento en el uso de este lenguaje, generalmente provocado por el estrés del tráfico.
Sylvia Johnson, Jefa de Metodología en Preply, comenta sobre la importancia de entender estas expresiones dentro del aprendizaje de un idioma: "Conocer las groserías y su uso en el idioma que se desea aprender es crucial para una comprensión más profunda de la cultura y las idiosincrasias de sus hablantes. Esto permite una comunicación más consciente y respetuosa."
De esta manera el estudio resalta cómo el lenguaje coloquial, incluyendo las groserías, se ha integrado en la cultura mexicana, reflejando actitudes sociales y valores regionales.
Las malas palabras no solo sirven como herramienta lingüística para expresar emociones o reacciones, sino también como un elemento cultural que enriquece la comunicación entre los mexicanos.