El vicepresidente del Colegio de Urbanistas de México dijo en Querétaro, que cuando los predios baldíos son desarrollado con grandes complejos habitacionales y comerciales, el espacio público podría colapsar.
El modelo urbano actual sacrifica la conexión y articulación vial, segregándose a los habitantes de las grandes ciudades del país, refirió durante su ponencia en los Foros Ciudadanos para la Actualización y Reforma Integral del Código Urbano del Estado de Querétaro, en la sede de la Legislatura local.
Mencionó que quizás ahora no se note mucho ese riesgo porque no se ha llegado a la saturación, pero cuando los grandes terrenos baldíos se hayan llenado, la vía pública podría colapsar.
Ante esa situación, puso de manifiesto la importancia de analizar seriamente si se debería de seguir permitiendo el modelo de expansión urbana o si se debería prohibir, estableciendo claramente en los códigos urbanos lo que sí se puede hacer y lo que está prohibido hacer.
Zamorano Ruiz dijo que entre las causas del modelo urbano actual destacan la falta de conciencia y acción desde la autoridad; dispersión del tema urbano en muchas instituciones; carencia de mecanismos de coordinación territorial e institucional; políticas de vivienda, infraestructura y movilidad no integradas con planeación urbana, y falta de instrumentos urbanos.
Estableció que la calle es el espacio público por excelencia y el tema de la expansión urbana sin orden no es exclusivo de Querétaro y otras ciudades, es un fenómeno que está presente en todas las urbes del país.
"Entre 1980 y 2010 la población de México se duplicó y en esa dinámica hubiéramos esperado que sus zonas urbanas también se hubieran duplicado pero no, la realidad es que la superficie de sus ciudades creció seis veces", ejemplificó el especialista.
Eso habla de un patrón de crecimiento menos denso, es decir, disperso y desconectado que no corresponde a lo que históricamente había ocrrudo con las ciudades de México, lo cual llama a la reflexión y la autocrítica, aseveró.
Al respecto, mencionó que los gobiernos, los colegios de ingenieros y arquitectos, los ubanistas, los desarrolladores de vivienda y la sociedad civil organizada deciden seguir por ese camino de dispersión o recomponen el camino.