París, 8 jun (EFE).- La OCDE urge a sus países miembros a dedicar más medios económicos y humanos, y con más eficiencia, a la salud mental, que es un problema que se ha disparado con la pandemia y tiene unos costes económicos muy significativos.
En un informe publicado este martes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), recuerda que los costos individuales y sociales en el pasado ya se habían cifrado en hasta un 4,2 % del producto interior bruto (PIB).
Eso incluía el gasto directo para el tratamiento de las patologías mentales, así como el impacto por la reducción de la tasa de empleo y la caída de la productividad, que suponían más de un tercio del total. Para los autores del estudio al menos una parte de esas pérdidas se podrían evitar.
El problema añadido es que desde el estallido de la crisis de la covid a comienzos de 2020 los signos de un deterioro general de la salud mental se han amplificado, en particular entre la población más joven, hasta el punto de que en algunos países los casos de ansiedad y de depresión se han duplicado.
La organización cita estudios en varios países miembros que ilustran esa evolución: en Australia, por ejemplo, un 78 % de las personas encuestadas entre finales de marzo y principios de abril del pasado año dijeron que su salud mental había empeorado.
México es uno de los países donde esos cambios han sido más acusados. En 2020 se calculó que un 50 % de la población tenía ansiedad o síntomas, el mayor porcentaje con diferencia de todos los Estados para los que existía esa estadística (le seguía el Reino Unido con un 39 %).
Antes de la covid la prevalencia de la ansiedad en México, aunque también era de las más elevadas, se situaba en el 15 %.
LA DEPRESIÓN SE HA MULTIPLICADO
Algo parecido ocurre con la depresión y sus síntomas. En México, como en muchos otros lugares, ese problema se ha multiplicado con la pandemia y ha pasado a afectar del 3 % al 27,6 % de la población. Los máximos en este caso se dan en Corea del Sur (36,8 %) y en Suecia (30 %).
Por eso la OCDE insiste en que "es crucial que los gobiernos actúen para proteger la salud mental y pongan en marcha servicios efectivos".
De todos los países para los que existen datos (22 de los 38 miembros de la OCDE), Chile era el que antes de la pandemia dedicaba menos porcentaje de su gasto público sanitario a la salud mental, un 2,1 % del total, frente al 6,7 % de media.
No obstante, los autores del estudio destacan que su Gobierno anunció que esa partida presupuestaria se incrementará en un 310 %.
Únicamente había tres miembros que superaban el umbral del 10 %: Reino Unido (10,3 %), Noruega (13,5 %) y Francia (15 %).
En la disponibilidad de profesionales destacaba Suiza, con 0,52 psiquiatras por cada 1.000 habitantes, frente a una media de 0,18 en la OCDE y únicamente 0,11 en España ó 0,01 en México, el más bajo de todos.
En cuanto a los psicólogos, los países mejor dotados eran Noruega (1,40 por cada 1.000 habitantes), Islandia (1,37) y Austria (1,18), muy por encima de la media (0,53). En la cola estaban Hungría (0,02), Turquía (0,03) y Japón (0,03). España se colocaba en un término medio (0,55).
La OCDE insiste en que antes incluso de la pandemia se estimaba que la mitad de las personas iban a sufrir en algún grado una enfermedad mental a lo largo de su vida.
La OCDE urge a invertir más en salud mental por su deterioro con la covid
08
de Junio
de
2021
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