Cadereyta, 19 julio 2024.- En un acto de fe y devoción sin igual, miles de mujeres, jóvenes y niñas se han sumado a la 62ª Peregrinación de la Diócesis de Querétaro al Tepeyac.
Este viernes, las peregrinas iniciaron la octava jornada desde Vizarrón de Montes con destino a Cadereyta de Montes, mostrando una vez más su compromiso y espiritualidad que ha perdurado por más de seis décadas.
Las columnas de mujeres peregrinas están cuidadosamente resguardadas por elementos de la Policía Estatal y municipal de cada localidad por la que atraviesan.
Además, brigadas de servicios de emergencia y personal de la Secretaría de Salud verifican constantemente los alimentos y bebidas consumidos por las participantes para prevenir cualquier brote epidemiológico.
Este despliegue de seguridad y asistencia es fundamental para asegurar que las peregrinas puedan completar su recorrido de manera segura y saludable.
A pesar de las inclemencias del tiempo, como la lluvia, y el inevitable cansancio, las peregrinas avanzan con determinación por carreteras, brechas y cerros.
Este acto de fe las impulsa a continuar, superando cualquier obstáculo en su camino. Las mujeres, algunas acompañadas por sus hijas y nietas, mantienen viva una tradición que no solo fortalece su fe, sino que también une a generaciones en un propósito común.
Se espera que las peregrinas lleguen a San Juan del Río este domingo al mediodía, cumpliendo con una etapa más de su significativo recorrido.
Este destino intermedio es crucial antes de que las participantes continúen su marcha hacia el Tepeyac, donde esperan llegar al finalizar su travesía siete días después.
María López, una peregrina de 45 años que participa por décima vez, comenta: "Cada año es una experiencia renovadora. A pesar del cansancio y las dificultades, la fe nos da la fuerza para seguir adelante. Ver a tantas mujeres unidas por una causa tan noble es inspirador y nos llena de esperanza."
El evento no solo tiene un profundo significado espiritual, sino que también impacta positivamente a las comunidades locales.
Los habitantes de los lugares por donde pasan las peregrinas suelen ofrecer apoyo, como agua y alimentos, mostrando solidaridad y fortaleciendo el tejido social.