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¿Y después del 8M y 9M qué?

17 de Marzo de 2020
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Mientras la doctora Marcela Lagarde y de los Ríos escribió el 21 de febrero de 2009 en un artículo titulado “Mujeres, feminismo y academia” que:

"Analfabetismo, pobreza y pauperización, violencia en la sociedad y contra las mujeres, en particular, inaceptables desigualdades sociales, formas de discriminación diversas, irrespeto a las culturas y los pueblos originarios de nuestro continente, migraciones por falta de horizontes, ilegalización del trabajo por muros y obstáculos fronterizos y nacionales a la par que aperturas de mercados que arrasan con la producción y los productos locales: ‘Millones de mujeres y hombres viven en pobreza extrema afectados por el desempleo, la ignorancia y el analfabetismo, por el hambre y la enfermedad, injusticias, exclusiones y desigualdades extremas’".

Un diagnóstico que está vigente aún en nuestros días; la mejor representante del feminismo institucionalizado (que nunca ha incursionado el tema de las violencias, incluso que las ha descalificado), escribió en el número de esta semana de la Revista Proceso un artículo titulado “Un anhelo feminista alcanzado”, en el que sólo hace una reseña de los contingentes de la marcha del 8M y de las consignas, sin fijar una postura, nada que nos indique por qué es un anhelo alcanzado.

Escribió: …” Esta marcha mezcló varios reclamos. Feministas de distintas tendencias, estudiantes y profesoras de universidades públicas y privadas, sindicalistas, militantes de varios partidos, funcionarias y activistas de la 4T y un extraño conjunto de mujeres que nunca había salido a marchar, una clara minoría antiAMLO.

(¿Se refiere a las mujeres conservadoras?). Hubo pancartas rudimentarias hechas a mano y también unas muy bien impresas”. … Lo que no mencionó es que hubo una joven que le gritó proxeneta, servidora del patriarcado y enemiga de las mujeres y muchas otras.

La marcha del 8M y el paro “Un día sin nosotras” fue un éxito. Movilizó a miles de mujeres por todo el país, aunque el movimiento no estuvo exento de oportunistas de partidos de derecha y empresarios que se trataron de montar en el movimiento.

Ahí creo que faltó un comunicado de las organizadoras para deslindarse de partidos, funcionarias y funcionarios, legisladoras y legisladores y empresarios que trataron de montarse oportunistamente de la fuerza del movimiento feminista y que incluso pueden haber infiltrado jóvenes para que sembraran el caos, lanzando bombas molotov y por supuesto hombres provida que agredieron a compañeras con un bate.

En los diarios se leyó el 11 de marzo que se había registrado una pérdida de 34 mil millones de dólares por el paro del 9M, lo que es una clara muestra de la fuerza y el poder que representa 51 por ciento de la población de nuestro país, que también representa 53 por ciento del padrón electoral.

Pienso y siento que es momento que las ancestras, las que hemos dado nuestra vida en la defensa de los Derechos Humanos de las mujeres, quienes hemos luchado contra la impunidad, contra las distintas formas discriminación contra las mujeres y las niñas, manteniendo listas y prestas si es que nos necesitan, para apoyar con nuestra experiencia, porque creo que es el tiempo de las jóvenes y que son ellas las que deben asumir el liderazgo del movimiento, pero un fuerte y legítimo liderazgo que sepa capitalizar en leyes, políticas públicas, programas y acciones toda la fuerza que se demostró el 8M y el 9M que sería muy decepcionante que puedan aprovechar para que se atiendan sus demandas.

Debemos tener claro que nadie nos ha regalado nada y que todo lo logrado hasta ahora ha sido producto de la lucha feminista.

Y que quede claro que ser feminista no quiere decir ser enemiga de los hombres, creo que en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, ellos, los jóvenes, tienen la obligación de participar, porque son precisamente los hombres los autores de las peores violencias contra las mujeres.

Es tiempo de hacer una agenda feminista, ya que hasta ahora, los tres poderes y los tres órdenes de gobierno no han demostrado ser capaces o tener la intención de atender las demandas de seguridad humana para las mujeres y las niñas, que es un concepto que va más allá de la seguridad ciudadana y la seguridad pública y que la ONU, en su resolución 66/290 de la Asamblea General la define como:

“la seguridad humana es un enfoque que ayuda a los Estados Miembros a determinar y superar las dificultades generalizadas e intersectoriales que afectan a la supervivencia, los medios de subsistencia y la dignidad de sus ciudadanos (y ciudadanas). En la resolución se exigen respuestas centradas en las personas, exhaustivas, adaptadas a cada contexto y orientadas a la prevención que refuercen la protección y el empoderamiento de todas las personas”.

“El enfoque de la seguridad humana es un marco de análisis y planificación de valor comprobado que ayuda a las Naciones Unidas a formular respuestas más amplias y preventivas de carácter intersectorial y a desarrollar soluciones contextualmente pertinentes y crear alianzas para contribuir a hacer realidad un mundo libre de temor, miseria y falta de dignidad.”

Y es por eso que me voy a permitir puntear algunos de los temas que pongo a la consideración de las jóvenes para integrar la Agenda Feminista 2020:

1. Feminicidio, modificando la forma en que se identifican y clasifican los casos, que se deben atender con la debida diligencia y se debe abatir totalmente la impunidad. Se deben uniformar los tipos penales y generar políticas públicas para que nunca más se niegue presentar una denuncia a ninguna mujer por violencia familiar.

2. Exigir, por medio de una modificación legal, que todos los partidos establezcan como requisito expulsar de sus filas a militantes que se vean involucrados en casos de violencia contra las mujeres y las niñas. Igualmente, a las empresas y las escuelas de educación media y superior que les rescindan el contrato laboral o los expulsen de las escuelas.

3. A todas y todos los que aspiren a un cargo de representación popular o de elección, o a las juezas y jueces, fiscales y ministerios públicos, policías y todo el funcionariado público que deben ser capacitados y acreditar un curso sobre los Derechos Humanos de las mujeres y las niñas, y una postura clara contra cualquier forma y modalidad de violencia contra ellas.

4. Desaparición forzada y por particulares de mujeres y niñas, generando cambios legislativos pero también de política pública para que se levanten las denuncias de inmediato y se generen la Alerta Ámber y el Protocolo Alba de inmediato, sin dilación alguna y que se inicie la búsqueda.

5. Violencia sexual, en todas sus formas y modalidades: violación, abuso sexual, hostigamiento sexual, acoso sexual, desmontando la idea de que las mujeres y las niñas estamos y somos objetos sexuales para el placer de los hombres, uniformando los tipos penales y los protocolos de actuación para que se actúe uniformemente en todo el país con la debida diligencia. Por supuesto, exigiendo al Poder Judicial cero impunidad en este tipo de delitos.

6. Que de una vez y por todas, las y los legisladores entiendan que las mujeres y sus cuerpos no son mercancías y que deben detener cualquier intento para legalizar o reglamentar la explotación sexual y reproductiva de las mujeres.

7. Al Ejecutivo Federal le corresponde educar en igualdad, modificando la Currícula de todos los niveles educativos, así como prevenir todas las formas y modalidades de violencia desmontando estereotipos y educando en nuevas masculinidades.

8. Exigir al Ejecutivo Federal oportunidades de vida digna para todas, pero sobre todo para las mujeres y niñas indígenas, campesinas y todas aquellas que viven las perores formas de exclusión. Exigimos trabajo digno, vivienda, salud y educación para ellas y sus hijas e hijos.

Esto sólo es un rápido punteo, pero creo que puede servir para iniciar la discusión de la Agenda Feminista 2020.

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