Cimacnoticias, Ciudad de México 23agosto 2018.-No sé si era un día soleado o llovía. Desconozco si fue un lunes o un jueves. Lo que sí sé es que han transcurrido seis décadas y aún nos deben.
Un 23 de agosto de 1953, entró en vigor el acuerdo que nuestro país firmó dos años atrás con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece igualdad de remuneración.
“Todo Estado ratificante deberá promover y garantizar la aplicación de la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor”.
Y resulta que el Estado nos sigue quedando a deber.
Y no sólo nuestro Estado. En general los Estados del mundo le han quedado a deber a las mujeres.
Datos de ONU Mujeres indican que, a nivel mundial, las mujeres ganan en promedio 24 por ciento menos que hombres que realizan un trabajo similar o de igual valor.
Eso significa que, por ejemplo, si un hombre y una mujer tienen un trabajo con las mismas responsabilidades y el mismo horario, el gana 100 pesos y ella 76; es decir, 24 pesos menos.
La brecha más grande se registra en Asia Meridional, donde las mujeres ganan hasta 33 por ciento menos. Le sigue África Subsahariana con una brecha de 30 por ciento.
Y antes de que líderes de países occidentales desarrollados se levanten de su silla y sonrían como diciendo “ya ven, Occidente es casi el paraíso”, deben saber que la brecha más corta se registra en Oriente Medio y el norte de África: 14 por ciento.
La segunda región con menor brecha es América Latina y El Caribe. Aquí, las mujeres ganamos en promedio 19 por ciento menos que hombres que realizan un trabajo igual o similar.
En las regiones desarrolladas, la brecha es de 23 por ciento; en Europa central y oriental, así como en Asia central, 22 por ciento; y en Asia oriental y el Pacífico 20 por ciento.
En México se ha dicho que las mujeres ganamos entre 16 y 18 por ciento menos. Pero Estefanía Vela Barba (“La discriminación en el empleo en México”, Conapred, 2018) encontró datos puntuales.
En el nivel medio (profesionistas, técnicas/os), las mujeres ganan 10 pesos menos la hora. Y, conforme se asciende, la brecha se hace más grande. Así, a nivel directivo, ganan 29 pesos menos la hora.
Hagamos cuentas: una mujer que trabaja en nivel medio gana: 10 pesos menos la hora que su compañero, lo que es igual a 80 menos al día, 2 mil 400 menos al mes, 28 mil 800 pesos menos al año.
Y una mujer en cargo directivo gana: 29 pesos menos la hora, lo que es igual a 232 menos al día, 6 mil 960 al mes, 83 mil 520 pesos menos al año que su compañero de igual nivel.
Duele, ¿verdad?
El problema tiene base y nombre. Se llama género. Es decir, a partir del sexo con el que tuviste a bien nacer se conforman una serie de prejuicios que terminan por impactar todos los ámbitos de la vida de las personas, en este caso, el salario.
Son muchos los prejuicios, pero en mi experiencia el más común es: “el hombre debe ganar más porque es el sostén de su familia”.
En primer lugar, esa presunción no es asunto del empleador. A trabajo igual, salario igual. Punto. Pero además, esa afirmación a menudo es falsa. Cada vez más mujeres son las principales o las únicas proveedoras en su hogar.
De modo que va siendo hora de que el Estado haga cumplir ese acuerdo y pague lo que nos debe. Porque no hay manera de que un país avance con semejante desigualdad.