El médico adscrito al Hospital General Regional No. 220 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Delegación Estado de México Poniente señaló que después de un terremoto la salud física, mental y social de un menor pueden verse afectadas.
Sin embargo, señaló que el modo en el que psicológicamente la emergencia les afecte va a estar determinado por vivencias anteriores, su edad, sus características psicológicas además de su condición socioeconómica así como la magnitud del evento que produce el estrés o la amenaza.
En un comunicado, apuntó que es importante manejar oportunamente el impacto de un evento catastrófico estableciendo los principales síntomas.
Desde el aspecto cognitivo los niños y niñas pueden presentar dificultad para pensar organizadamente, problemas para focalizar tareas, tomar decisiones y concentrarse.
Ponce Guadarrama añadió que emocionalmente suele presentarse de manera inmediata un estado de shock, irritabilidad, llanto súbito o desborde emocional acompañado de impulsividad, aislamiento y apego excesivo a figuras protectoras.
El especialista del IMSS indicó que a nivel físico puede presentarse dolor de estómago, cabeza, espalda y hombros así como agotamiento, taquicardia, presión en el pecho, mareos o desmayos.
Derivado de estos síntomas se pueden presentar trastornos de sueño (insomnio, pesadillas) y del apetito (inapetencia o comer en exceso).
Consideró que el tiempo que demoran los niños en retomar su normalidad es variable no obstante se espera que lo síntomas emocionales más evidentes vayan disminuyendo entre el mes y los tres meses de ocurrido el evento traumático.
Resaltó que es necesario respetar a los pequeños que requieran permanecer en la tristeza más tiempo que el resto, sin necesariamente medicarlas para que este estado pase.