Ante la tardanza de tal resolución, la fecha fue elegida por la comunidad lésbica, gay, bisexual, travesti, transexual, transgénero, intersexual (LGBTTTI), para rememorar la decisión de la OMS. El movimiento se convirtió en un frente de resistencia que visibiliza la lucha por el reconocimiento de los derechos independientemente de la orientación sexual e identidad de género.
Sin embargo, la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis) de 2010 revela que la diversidad sexual continúa siendo uno de los mayores problemas de intolerancia en México, a pesar de que el artículo primero de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos establece el derecho de toda persona a ser tratada en condiciones de igualdad y sin discriminación por sus preferencias sexuales.
La discriminación, intolerancia y odio irracional a personas que ejercen una conducta no heterosexual son denominadas como homofobia y transfobia.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la doctora en filosofía de la ciencia Siobhan F. Guerrero Mc Manus, investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reflexiona que el fenómeno de la homofobia puede ser entendido desde una cuestión histórica y emocional.
Dra. Siobhan F. Guerrero Mc Manus, filosofica, investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La primera se resume en donde la homosexualidad fue vista de diferentes formas transgresoras en lo social y cultural. La segunda representa un fenómeno complicado de combatir ya que genera emociones y discursos de odio ante la diversidad sexual.
Origen de la homofobia y transfobia
“Hay varias causas para que haya homofobia e intolerancia a personas LGBTTTI. La primera es la tradición judeocristiana en la que nos encontramos, en donde se consideró históricamente como un pecado y eso llevó a la persecución de las minorías sexuales”, explicó Siobhan Guerrero, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
En ese sentido, la doctora en filosofía de la ciencia comentó que cuando la homosexualidad dejó de considerarse pecado fue criminalizada en varios países de Europa.
En el siglo XIX, hubo códigos que lo penalizaban como un delito, sobre todo en la tradición anglosajona. Dichas lógicas fueron llevadas a varios países del mundo.
“En el caso de América Latina y México, no estaba penado por efecto de la reforma de los códigos napoleónicos, que afectó a toda Europa del sur y Europa latina. Lo que sí pasó y fue muy claro en el siglo XX es que se consideraba la homosexualidad un indicador de peligrosidad social”.
Tal perspectiva denunciaba que las personas homosexuales no podrían integrarse a la sociedad por ser posibles delincuentes en potencia.
Los trabajos de la investigadora revelan que la homofobia es exacerbada en tintes emocionales, razón por la cual es difícil combatirla, ya que genera discursos de odio con componentes afectivos que pueden ser asco y odio.
“La causa de corte afectivo puede relacionarse con la manera con la cual se representan los cuerpos de las personas homosexuales, lesbianas y trans, como cuerpos enfermos, sucios, cuerpos que portan enfermedades y asociados a lo asqueroso”, indicó la experta.
En el caso particular de México, el machismo es un factor importante en el despliegue de tal problemática. El contexto social puede retomarse desde las sociedades mesoamericanas, a partir de un entronque patriarcal, señaló la doctora Siobhan Guerrero.
“No todas las sociedades eran respetuosas de la diversidad sexual, los mexicas, por ejemplo, no lo eran. Después de la conquista, hubo entronque patriarcal, donde la tradición intolerante judeocristiana se mezcló con tradiciones intolerantes locales”.
La especialista explicó que el hecho de que México tenga un culto a la masculinidad y la figura femenina como objeto de abnegación ha acrecentado costes sociales en las normas de género.
“Habría que decir que hay variaciones al interior de México como país. Algunas zonas urbanas han comenzado a experimentar cambios de hace veinte años, así como en Ciudad de México y sus alrededores”.
Lo que falta por saber
Ante el escenario machista en que se encuentra México, falta averiguar las manifestaciones locales y de representación de otras identidades y corporalidades, ya que los estudios se han concentrado en la identidad gay.
“Hay menos estudios acerca de la discriminación a las personas lesbianas, trans. En ese sentido, son identidades menos representadas. Ya no hablemos sobre los cuerpos intersexuales, que apenas están empezando a recibir atención”, indicó la doctora en filosofía de la ciencia.
Lo segundo por investigar es cómo opera la homofobia en diferentes contextos, indicó la experta, ya que no es lo mismo un contexto evangélico, laico, católico, urbano, rural.
“Han empezado a haber investigaciones, pero desde luego nos falta mucho de cómo las variantes religiosas de las familias estructuran diferentes organizaciones de LGTBfobia, nos falta el grado de violencia institucional que ocurre afuera de las grandes urbes”.
De igual forma, el tema de la salud y reproducción en las poblaciones LGBTTTI recibió atención en los años 1980 y 1990; sin embargo, ha sido olvidado en la actualidad.
Legislación en México
De treinta y dos estados en la república mexicana, existen tres entidades donde hay reconocimiento jurídico a los matrimonios entre el mismo sexo: Ciudad de México, Coahuila y Quintana Roo.
México vive un proceso gradual de avances en materia de reconocimiento de la diversidad sexual. La agenda ha sido impulsada principalmente por la sociedad civil y desembocó en la reforma constitucional del 10 de junio de 2011.
Dicho lo anterior, es importante reforzar el ámbito legal en el cual las leyes contra la discriminación solo existen a nivel nacional y federal; y de igual forma deben ser implementadas a nivel estatal.
“Ese es uno de los grandes temas que tenemos ahora, por supuesto necesitamos pensar las leyes que hablan sobre crímenes de odio si están funcionando, o las leyes que hablan de discursos, o si en realidad necesitamos otro tipo de estrategias”, explicó Siobhan Guerrero.
La doctora indicó que es necesario fortalecer los órganos de vigilancia a los derechos humanos en los estados; además de impulsar las agendas del matrimonio igualitario, la adopción y leyes de identidad de género para la población trans.
Asimismo, es necesario abordar los temas de transfeminicidio para salvaguardar el acceso a los derechos y fomentar la inclusión, para que las personas LGBTTTI sean partícipes de la vida pública, política e institucional del país.
“A pesar de que tenemos las leyes, en ese sentido no bastaría con hacer leyes sino (...) hacerlas valer es algo fundamental sino no tienen un efecto transformador. Y la cuenta tiene que ser la capacidad transformadora del derecho”, señaló.
La agenda conservadora
A nivel legislativo, los derechos conquistados por la comunidad LGBTTTI en nuestro país podrían entrar en regresión por las acciones de grupos de ideología conservadora que buscan conquistar espacios políticos a través de partidos, organizaciones y asociaciones civiles, consideró la doctora Siobhan Guerrero.
La doctora aclaró que parte de la agenda de estos grupos tiene como punto particular la reevangelización de América Latina y la defensa de la familia nuclear tradicional que termina siendo costosa para las personas de la diversidad sexual.
“En ese sentido, en un escenario muy corto estamos viendo una inclinación a la derecha de la vida política de México y del espacio público. Probablemente esto lleve a que en algunos estados se recrudezca la homofobia”.
Sin embargo, las perspectivas a mediano plazo pueden ser positivas ya que obligará a los colectivos LGBTTTI a gestar alianzas para exigir la progresividad y búsqueda de los derechos, para que lo ganado no se pierda, como marca la Constitución.
“En el corto plazo vamos a ver una ola reaccionaria y a mediano plazo veremos la creación de redes LGBTTTI más extensas. Las redes no solo combatirán por la agenda gay sino por una agenda LGBTTTI. En el mediano plazo eso puede tener un efecto transformador muy importante acerca de lo que consideramos hoy una vida digna de vivirse. Parte de la homofobia consiste en considerar una vida LGBTTTI una vida indigna”, concluyó la especialista. (Aketzalli González)