Pactar, bajo la política feminista, implica colocar en el centro del pacto la vida y la libertad de las mujeres y reconocer, sin cortapisas, la validez del movimiento feminista como interlocutor.
La diputada Villavicencio propuso el pacto en el pleno de la asamblea, frente a representantes de 130 organizaciones y legisladoras federales del PRI, PAN, PRD y Morena, así como algunas legisladoras locales.
El “Pacto por la Vigencia Plena de los Derechos Humanos de las Niñas y Mujeres Mexicanas” propuesto por la legisladora, busca construir un pacto social que impulse un nuevo modelo de desarrollo humano en el que las personas y sus Derechos Humanos sean el centro de las acciones.
Este llamado al presidente Andrés Manuel López Obrador, parte de la “preocupación por el crecimiento de las distintas formas y manifestaciones de violencia hacia las niñas y las mujeres dentro y fuera de sus hogares, teniendo como consecuencia un panorama desalentador con alta incidencia, impunidad y un limitado apoyo a las víctimas.
Incluye seis apartados para garantizar a las mujeres y niñas el pleno goce de sus Derechos Humanos.
El primer rubro titulado “Primero las pobres” (siguiendo la lógica presidencial) coloca en el centro a las más pobres de entre los pobres: las mujeres; y se centra en indígenas y rurales y en la etiquetación para las dependencias para erradicar el analfabetismo femenino y garantizar que todas las mujeres accedan a la salud sexual y reproductiva, entre otras siete acciones.
El segundo apartado, nombrado “Madres trabajadoras”, incluye el seguro de desempleo para jefas de familia; el tercero “Empleo digno para las Mujeres, autonomía económica” (prioridad del Instituto Nacional de las Mujeres); cuarto “Niñas y niños nuestra prioridad”; quinto “Por la vida y la seguridad de las niñas y las mujeres” y sexto “Contra la corrupción y por la rendición de cuentas, todos los recursos deben ser vigilados y auditados”.
De acuerdo con la legisladora Villavicencio, de los 28 millones de mujeres que se encuentran en el mercado laboral 21 está en la informalidad, con toda la precariedad que eso significa. Un dato que para la transformación que se quiere hacer, debe tomarse en serio.
En la era de la paridad es un gran esfuerzo de las legisladoras construir una agenda que las una y aglutine y con las organizaciones sociales, pues en este encuentro las ausencias de las presidentas de las comisiones de igualdad tanto en el senado como en la cámara se dejaron sentir, especialmente porque la convocante es de su mismo partido.
Las senadoras y diputadas presentes insistieron a lo largo de sus discursos en que la era de la paridad demanda la transformación de la condición de desigualdad de las mujeres.
Hay que recordar que las mujeres en las pasadas elecciones del 1 de julio de 2018 representaron 51.8 por ciento de la Lista Nominal Electoral, es decir, casi cuatro puntos porcentuales más que hombres inscritos en la INE.
El pacto busca revertir no sólo la indiferencia que muestra el Ejecutivo por los Derechos Humanos de las mujeres sino transformar la lógica de la política presidencial para colocar en el centro la vida de las mujeres, su dignidad y su libertad. Prioridad que tiene que ser reflejada en el Presupuesto Federal, en las acciones de gobierno y en las políticas de Estado.
Las mujeres asistentes al encuentro decidieron aceptar el pacto. Lo que nadie explicó y tampoco se preguntó, son los causes que se llevarán para presentarle al Presidente el Pacto e iniciar con él un diálogo que le permita aceptarlo. En tanto esto no suceda, quedará en el registro de los eventos realizados en la cámara de diputadas y nada más.
Las que buscan pactar no son empresarias, ni tienen contratos millonarios que obliguen al Ejecutivo a sentarse a negociar, son mujeres del "pueblo", como el presidente llama a la ciudadanía.
Veremos si en Palacio Nacional deciden ir más allá y concretar la quinta transformación para incluir en el desarrollo de México a 61 millones de ciudadanas que hoy no tienen garantizados plenamente sus derechos.