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México, el país con más trabajadores de la salud muertos por Covid-19

15 de Octubre de 2020
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The lancet, la revista británica que se ha convertido en un referente sobre descubrimientos y avances en la lucha contra el COVID19 en el mundo, público el sábado 19 de septiembre, destaca que la combinación de falta de pruebas para saber quién tenía la enfermedad, y la ausencia absoluta de equipo básico de protección para trabajadores en la primera línea de batalla en los primeros meses de la pandemia, asoman como la causa principal de las infecciones y muertes del personal de salud mexicano.

The Lancet señala que al 3 de septiembre pasado, mil 320 trabajadores mexicanos de la salud habían fallecido, según información de Amnistía Internacional, pero la cifra se ha incrementado desde entonces.

El Director de Epidemiología de la Secretaría de Salud, José Luis Alomía, indicó unos días después que el número había llegado a mil 410, «la mayoría de ellos doctores» es decir, el 20 por ciento de los 7 mil fallecidos registrados en todo el mundo entre quienes trabajan en el sector salud.

Los países con el peor manejo de la pandemia, también han seguido a México con este pésimo ejemplo son Estados Unidos -el país con mayor número de infecciones y de muertes en el mundo-con mil 077 trabajadores de la salud fallecidos, seguido de Brasil, con 634, e India con 573, todos gobiernos populistas y que han menospreciado la pandemia.

Casi la mitad de los trabajadores en el sistema de salud mexicano «no recibieron ningún equipo especial para protegerlos», dijo en Washington, D.C., a principios de septiembre, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) Carissa Etienne.

Se han excepcionado diciendo que los hospitales de México no han colapsado como en otros lugares del mundo, eso es porque de acuerdo con datos del propio gobierno como el titular del CENAPRECE 80% de los muertos no han llegado al hospital, se han muerto en sus casas, siguiendo el ejemplo de lo que les dijo López Gatell, no usar cubre bocas ni hacerse pruebas.

Con excesos de muertes que han dejado hasta sin actas de defunción a varios estados del país, con una ineptitud inédita y una soberbia increíble para reconocer la avasallante realidad, oídos sordos hasta nuestro único premio nobel de química Mario Molina, que en su lecho de muerte pidió usar cubre bocas.

Con recortes al programa de vigilancia epidemiológica en plena pandemia, con recortes a la ciencia, eliminación de fideicomisos que ayudan a desarrollar ciencia y tecnología, esa es la respuesta que ofrecemos.

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