“Para mí no es fácil. Estos fueron los peores cinco meses de mi vida después de mi secuestro (ocurrido en 1991), pero ni por un minuto dejé de hacer esfuerzos para superar lo que estamos viviendo”, aseguró Macri en un mensaje de 15 minutos.
El presidente grabó esta mañana su discurso, en una jornada colmada de incertidumbre por el efecto que tendrán en los mercados sus palabras y los anuncios en materia económica, luego de que la semana pasada la creciente devaluación profundizara la crisis.
Entre el miércoles y el jueves el dólar aumentó un 20 por ciento y acumuló un incremento del 100 por ciento en un año, lo que se tradujo en recesión, inflación, mayor endeudamiento y aumento de la pobreza.
La crisis económica se transformó en una crisis política ante la exigencia de cambios en el equipo de gobierno que el presidente confirmó sin dar mayores detalles de cuáles son los ministerios que desaparecerán.
“He tomado la decisión de reducir ministerios a la mitad, los gobiernos tienen diferentes momentos, he decidido compactar más mi equipo para así dar una respuesta más focalizada en la agenda que viene”, dijo.
Macri agregó que “para cubrir lo que falta en esta transición que se ha transformado en emergencia vamos a pedirles a quienes más tienen, a los que exportan que su aporte sea mayor”, a través de retenciones que había prometido que nunca se aplicarían.
“Sabemos que es un impuesto malo, malísimo, que va en contra de lo que queremos fomentar pero tenemos que pedirles que entiendan que es una emergencia y necesitamos de su aporte”, explicó.
A lo largo de su discurso Macri prometió en diversas ocasiones que cuidará a la población más vulnerable e insistió en la necesidad de que Argentina deje de gastar más de lo que tiene y equilibre su balance fiscal para dejar de esta expuesta a crisis intermitentes.
También se refirió de manera insistente a la investigación de una presunta red de corrupción que inició con la aparición de unos cuadernos escritos por el chofer de un exfuncionario de los gobiernos de Nestor Kirchner y Cristina Fernández (2003-2015).
“El escándalo de los cuadernos constituye un antes y un después para terminar con la corrupción que tanta pobreza ha traído, pero en el corto plazo generó dudas sobre nuestra capacidad de conducirnos con seriedad”, señaló.
Además de la corrupción y las “malas políticas” de los gobiernos kirchneristas, el presidente achacó la crisis a la histórica sequía que hubo este año en Argentina, el aumento del precio del petróleo y de las tasas de interés de Estados Unidos, la batalla comercial entre Estados Unidos y China y las crisis de Turquía y Brasil.
“Son situaciones que están fuera de nuestro control, todos estos cambios no los podíamos prever”, advirtió al celebrar que, pese a todo, el Fondo Monetario Internacional está dispuesto a ayudarlo a superar esta “tormenta”.
“Es muy positivo que desde el principio de nuestro gobierno y ahora más que nunca el mundo nos apoye, durante dos años el mercado también lo hizo… el problema de base es no gastar más de lo que tenemos, vivir de nuestros ingresos y sin corrupción”, expresó.
Macri convocó a los ciudadanos a enfrentar “a aquellos que se oponen al cambio y pronostican el caos, más que nunca tenemos que seguir con la determinación de que sí se puede. Tengo la fortaleza necesaria, pero los necesito para enfrentar a los propagadores del miedo”.