La Habana, octubre (SEMlac).- Las lluvias siguen azotando el oriente de Cuba, mientras la región intenta restañar, con apoyos múltiples, los cuantiosos daños provocados en viviendas, escuelas, centros de salud, telefonía, agricultura, alimentación y otros sectores, por la combinación de un fuerte huracán y una de las crisis energéticas más severas del país.
"Desgarra el alma el panorama", contó en su perfil de Facebook Yamilka Alvarez Ramos, periodista de la de la Agencia Cubana de Noticias (ACN), al regresar de un recorrido por las zonas más afectadas por el huracán Oscar, que tocó tierra el 20 de octubre en las proximidades de la ciudad de Baracoa, provincia de Guantánamo, a unos 880 kilómetros al este de La Habana.
El huracán entró con categoría uno en la escala Saffir Simpson, luego degradó a tormenta tropical y alcanzó vientos de más de 130 kilómetros por hora en medio del colapso total del Sistema Eléctrico Nacional (Sen), ocurrido dos días antes, tras una falla técnica en la termoeléctrica "Antonio Guiteras", la más importante de la nación caribeña.
Durante 25 horas y con un movimiento casi estacionario, Oscar provocó severas inundaciones en los municipios San Antonio del Sur, Imías, Maisí y Baracoa, que resultaron los más afectados. Se reportaron volúmenes de lluvia superiores a los 600 milímetros y la muerte de siete personas.
Zonas de las provincias cercanas Holguín y Santiago de Cuba también sintieron los embates del fenómeno meteorológico, pero con menos fuerza.
"Las calles de San Antonio del Sur están llenas de las pertenencias de la gente. Todo se enlodó. El agua, en una historia inédita, creció como nunca antes.
Todo el mundo tiene una historia personal de sobrevivencia que contar… Cada quien se salvó como pudo. Subidos a los armarios, a los techos, a los árboles, hasta que el agua bajó o los rescataron. Todavía el susto, la angustia, afloran en cada rostro", narró Álvarez Ramos.
Datos de los tableros municipales publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei) indican que un total de 149.964 personas habitan en los cuatro municipios, incluidos entre los territorios de menor grado de urbanización del país y con bajo índice de desarrollo humano, según el informe "Ascenso a la raíz: la perspectiva local del desarrollo humano en Cuba", publicado en 2019.
"Se han pasado el día sacando fango, lavando como pueden, porque hay poca agua, o no hay. El cansancio es visible. Muchos lloran cuando recuerdan. Se ha distribuido algo de alimento, se restableció la telefonía fija y celular, algo se va haciendo. Va llegando ayuda desde la provincia, manos solidarias se tienden, pero aún no alcanzan", detalló la colega guantanamera, quien recorrió la zona el 22 de octubre.
Por su parte, Elías Sánchez Matos, delegado del Poder Popular y conocedor de cada rincón de San Antonio del Sur, asegura que ni él ni los habitantes de más edad de la zona recuerdan una inundación tan repentina y de tal magnitud, declaró al medio digital Cubadebate.
La situación se hizo más tensa, pues las personas estaban poco preparadas para recibir el huracán, en medio de una falla eléctrica sostenida que también obstaculizó las comunicaciones y el acceso a información.
Aún en proceso de cuantificación, la prensa nacional ha ido notificando severos daños en la infraestructura de puentes, carreteras y caminos; además de un cálculo preliminar de cerca de 2200 viviendas dañadas, más de la mitad con derrumbe total de techos.
En cuanto a la agricultura y la alimentación, se estiman perjuicios severos a la producción salinera, de café, cacao y coco. También impactos significativos en cultivos varios como el ñame, la malanga, la yuca, el frijol y el plátano, esenciales para la economía y la alimentación en el territorio.
A juicio de la psicóloga Leosmara Oris Martínez, parte de la junta directiva nacional de la Sociedad Cubana de Psicología y quien atiende justamente las provincias orientales, el paso del fenómeno meteorológico "ha tenido un fuerte impacto emocional", no solo en la población guantanamera, sino también entre profesionales de la psicología de los territorios más afectados.
"Los principales efectos emocionales incluyen ansiedad, la tristeza profunda, esa sensación de impotencia, de estar deseando hacer más pero no contar con todas las posibilidades para hacerlo debido a las afectaciones estructurales de sus viviendas, las lluvias posteriores, la falta de energía eléctrica y otras cuestiones", explicó a SEMlac.
Oris Martínez está en comunicación directa con colegas afectados y también con quienes integran las brigadas que van entrando con alguna ayuda a las zonas más complicadas. Es esencial llegar con "apoyo psicosocial a las comunidades y a la población que está afectada por estrés postraumático, como es normal ante estas situaciones de desastre", precisó.
Emergencia a oscuras
"En días de terrible oscuridad, agradezco infinitamente cada muestra de amor y preocupación. Han sido muchas horas sin corriente, sin conexión, con muchas preocupaciones, individuales y colectivas. ¡Días muy tristes para mi país! ¡Ojalá se estabilice la electricidad y la esperanza!", comentó la socióloga Magela Romero en su perfil de Facebook.
Cuando Oscar tocó tierra, la isla llevaba más de 50 horas a oscuras, luego de la caída total del Sen, el viernes 18 de octubre, al ocurrir la falla técnica de la termoeléctrica "Antonio Guiteras", ubicada en la occidental provincia de Matanzas, a unos 120 kilómetros de la capital.
Una situación similar había ocurrido en septiembre de 2022, tras el paso del huracán Ian, con categoría tres, por el extremo occidental de la isla.
Ahora, a la primera caída siguieron otras dos, hasta que finalmente el domingo 21 comenzó a llegar electricidad a algunas zonas, fundamentalmente del occidente, y el lunes la situación alcanzó mayor estabilidad. A raíz del corte energético, se suspendieron las actividades docentes y laborales prescindibles, primero hasta el miércoles 23 y luego hasta el domingo 28 de octubre.
En Cuba se genera electricidad mediante ocho centrales termoeléctricas, la mayoría con más de 50 años de explotación, sin mantenimiento regular o modernización, además de varias plantas flotantes y grupos electrógenos que demandan combustibles fósiles.
Los apagones son habituales desde hace años, debido a la escasez de combustibles, pero la situación se ha agravado. Aun cuando se reconectó el Sen, se mantienen cortes de energía, pues no se cubre la demanda de electricidad del país, sobre todo en los llamados horarios pico, cuando las personas consumen más para elaborar alimentos y satisfacer otras urgencias de la cotidianidad.
Al referirse a las causas de la agravada crisis, el presidente y el primer ministro cubanos insisten en que la falta de combustibles para la generación en las termoeléctricas y los sistemas de generación distribuida se debe "al brutal cerco económico, comercial y financiero" impuesto desde hace décadas por Estados Unidos.
Solidaridad y convocatoria ciudadana
Casi inmediatamente después de la llegada de Oscar, en paralelo a las acciones gubernamentales, muchos espacios de activismo ciudadano, negocios, emprendimientos, instituciones estatales y otros grupos de apoyo de la sociedad civil comenzaron a articularse para hacer llegar ayudas a la provincia más oriental del país.
Como es habitual ante estos eventos en Cuba, trabajadores eléctricos y de la telefonía de todo el país se desplazaron a los territorios más dañados para apoyar en la recuperación. Los municipios por donde pasó con más fuerza el huracán comenzaron a recibir electricidad, nuevamente, el sábado 26.
Mientras, organizaciones e instituciones como la Federación de Mujeres Cubanas, la Universidad de La Habana, el Proyecto Palomas, el Centro Memorial Martin Luther King (Cmlk), los Comités de Defensa de la Revolución, la Quinta de los Molinos, la compañía de teatro infantil La Colmenita o la Iglesia Metropolitana de Cárdenas, por solo citar algunos, han habilitado la recogida de donaciones, fundamentalmente ropas, comida no perecedera, artículos de aseo y juguetes.
Artistas, deportistas y asociaciones gremiales diversas brindan apoyos, igualmente, desde sus perfiles profesionales.
Es el caso de la Sociedad Cubana de Psicología que, además de reunir donativos y habilitar una cuenta bancaria para recibir aportes monetarios, abrió un servicio de orientación psicológica a distancia, experiencia consolidada durante la pandemia de covid-19 y en emergencias climatológicas previas, como la de Ian.
La Sociedad Cubana de Psicología "ha servido como una red de apoyo fundamental en la recuperación emocional de sus profesionales y de la población en general, tras un desastre natural como el huracán Oscar", detalló a SEMlac Oris Martínez.
"Buscamos detectar cuáles son las necesidades inmediatas de los colegas que están brindando servicio en las zonas afectadas, para potenciar el autocuidado y brindar un espacio donde ellos compartan sus experiencias y les ayuden a brindar atención a otras personas", agregó.
Desde las redes sociales, en tanto, se organizan proyectos solidarios, como el conducido por las hermanas Claudia Rafaela y Siannah Rafaela Ortiz Alba, quienes organizan puntos de elaboración de comida gratuita en muchas zonas de los municipios afectados, a partir de una campaña de recaudación de fondos diseminada a través de las redes sociales.
"Estamos organizando algo para apoyar con comida, entre mañana y hasta el domingo, que son los días más críticos, a los afectados por el huracán Oscar. Queremos abrir puntos de comida gratuita, en San Antonio, Imías, Baracoa y Maisí", publicó en su perfil de Facebook Claudia Rafaela Ortiz Alba, periodista y directora de la revista Alma Mater.
"Ahora mismo el alimento está siendo lo más urgente para las personas afectadas, que además tenían sus refrigeradores ya descongelados desde el viernes. El agua de las inundaciones también arrastró muchos de los cultivos que fueron al suelo, volviéndolos inservibles", argumentó.
Otros proyectos como Dar es Dar y A Cuba hay que quererla, que ya habían tenido una intensa labor con el anterior fenómeno climatológico en Pinar del Río, en 2022, repiten su actividad.
"Súmense, con ganas, con amor, con conciencia… Que pronto salimos para allá, ¡¡porque Guantánamo no está solo mientras exista gente linda como ustedes!!, publicó Patricia Mónica Revuelta Mugica, fundadora de Dar es Dar.
El Sistema de las Naciones Unidas en Cuba manifestó su disposición de apoyo. El Fondo de Población (Unfpa), por ejemplo, puso a disposición del Programa de Atención Materno Infantil varios kits para la atención a complicaciones del aborto, que incluyen antibióticos, analgésicos y otros medicamentos e insumos médicos que pueden beneficiar a unas 1.800 mujeres en edad reproductiva.
En tanto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) informó la llegada de un donativo de medicamentos y material gastable para apoyar la atención médica de 140.000 personas en Guantánamo, especialmente mujeres embarazadas, niñas, niños y adolescentes.
Además, Unicef proporcionó materiales para reparar 74 escuelas afectadas y kits de recreación y primera infancia, carpas y lonas para crear espacios temporales de enseñanza. También tanques de agua, kits de higiene y una planta para garantizar agua potable a 15.000 personas.
Países como México, Rusia y China, entre otros, ofrecieron otras ayudas que se van concretando a medida que van pasando los días.
"Me ha parecido interesante escuchar historias de resiliencia entre mis colegas", contó Oris Martínez, quien narró el caso de una psicóloga que perdió su vivienda, pero aun así siguió trabajando.
"Eso hasta cierto punto de vista es inspirador y, al mismo tiempo, nos brinda las ganas de seguir apoyando. Constituyen un testimonio de esa capacidad del ser humano de encontrar un significado a la vida, incluso en las circunstancias más devastadoras.