Las mujeres que defienden y promueven los Derechos Humanos son las primeras en ser blanco de ataques al tiempo que se ha incrementado el discurso misógino, sexista y homofóbico de las y los líderes políticos que ha normalizado la violencia contra éstas, sostuvo el Relator Especial para Defensores de Derechos Humanos de la ONU, Michel Forst, en su informe ante el Consejo de Derechos Humanos en Suiza, el día de ayer.
Ante el Consejo señaló que los Estados deben hacer todo lo posible para proteger y hacer cumplir sus derechos sin discriminación, en el contexto político actual en el que dijo, “hay una reacción violenta contra los Derechos Humanos”.
El informe abarca el tiempo entre 2011 y 2018 y considera la situación de defensoras en todo el mundo. Se basa en información recolectada en visitas a diferentes países, la colaboración con organizaciones de la sociedad civil, y las respuestas de Estados a cartas enviadas por el Relator Especial.
En su presentación ante el Consejo de Derechos Humanos, Forst expresó su preocupación por el hecho de que las defensoras reportaron una represión incrementada, violación e impunidad, a pesar de los compromisos de diversos Estados de respetar y proteger los Derechos Humanos.
El informe muestra cómo el aumento en el discurso misógino, sexista y homofóbico de los líderes políticos en los últimos años ha normalizado la violencia contra las defensoras y en algunos casos, quienes actúan en nombre de los Estados han participado en ataques directos contra las defensoras y sus familias.
Un ejemplo de este discurso, expuso el relator, es el concepto de la “ideología de género”, que se ha dado sobre todo en América Latina y Europa por parte de líderes religiosos, políticos y grupos conservadores, quienes ven a las feministas e integrantes de la comunidad LGBTI como “una amenaza a valores religiosos y al orden social y político”.
Forst relató que el trabajo de las defensoras es amplio, defienden derechos territoriales, de las personas migrantes, con discapacidad, sexuales y reproductivos y otros. Explicó si bien las mujeres enfrentan los mismos riesgos que los hombres defensores, ellas viven además amenazas adicionales y diferentes basadas en estereotipos de género y concepciones conservadoras del rol de las mujeres.
“En muchos países, las mujeres que se atreven a defender los Derechos Humanos son estigmatizadas y llamadas malas madres, terroristas o brujas, silenciadas y marginadas de la toma de decisiones e incluso pueden ser asesinadas. Es especialmente preocupante que la hostilidad que enfrentan no sólo provenga de las autoridades estatales, sino también de los medios de comunicación, los movimientos sociales, sus propias comunidades e incluso su familia", dijo el Relator Especial.
El primer problema, narró, es que en muchos casos el trabajo de las defensoras es invisibilizado o marginalizado; por ejemplo, con hombres ejerciendo el rol de protagonistas en movimientos sociales mixtos, quienes a menudo no saben cómo tratar discriminación o violencia de género dentro de sus propias organizaciones, una manera poderosa de atacar a mujeres sería dañar su “honor” o reputación, reduciendo su rol a la de madres y cuidadoras, señalamientos hacia su sexualidad o preferencia sexual.
La doxing o la publicación de sus datos personales en Internet, amenazas de violencia además de ataques contra sus hijas, hijos y seres queridos, también son utilizados para silenciarlas, agregó.
El Relator criticó a los organismos nacionales e internacionales que han excluido a las defensoras o les vetaron el acceso a organizaciones civiles de sus países, a la Asamblea de Naciones Unidas, o crearon sus “propias” ONG, afines a las políticas públicas del gobierno.
Forst también se refirió a las periodistas quienes por escribir sobre asuntos delicados y en contra de personas en el poder, son expuestas a un riesgo alto. Nombró a Pamela Montenegro de Real, asesinada el 5 de febrero 2018 en Acapulco, y dos otras periodistas de Estados Unidos y Afganistán.
Recomendó fortalecer a las mujeres defensoras en lo individual y dentro de sus colectivos. “No hay atajos para construir movimientos diversos, inclusivos y fuertes de mujeres defensoras. Requiere el desmantelamiento total de los estereotipos dañinos de género y una reimaginación radical del mundo para que los entendimientos de género no se utilicen para legitimar la dominación y la marginación de las mujeres”, dijo.
Forst estableció ocho prioridades para hacerlo posible: De manera pública, reconocer la importancia de la participación de mujeres defensoras en todos los niveles de instituciones sociales. Asegurar que defensoras tengan libertad de movimiento y espacios seguros para encontrarse e intercambiar ideas y experiencias. Construir un ambiente que facilite su labor.
Documentar e investigar toda forma de riesgo, amenazas y ataques contra defensoras; garantizar el acceso a la justicia y un proceso justo y con perspectiva de género; desarrollar mecanismos de protección; reconocer que la seguridad debe ser integral y que comprende seguridad física, mental, digital, ambiental, económica, y la libertad para practicar cultos religiosos.
Reconocer que el sexismo y la discriminación hacia defensoras existe dentro de movimientos sociales, y asegurar que fondos sostenibles lleguen a las defensoras tomando en cuenta circunstancias diversas, son otras prioridades.
El Relator Especial recomendó a los Estados, organismos multilaterales y no gubernamentales y a organizaciones de la Sociedad Civil, respetar los Derechos Humanos y proteger a las defensoras, así como legislar y actuar para que sus derechos puedan ser ejercidos. (Sonia Gerth)
Relator Michel Forst expresa preocupación por ataques contra defensoras
01
de Marzo
de
2019
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