Ginebra, 19 Sep (Notimex).- Pese a que la mortalidad materno-infantil global se ha reducido de manera significativa, cada 11 segundos en alguna parte del mundo muere una mujer embarazada o un recién nacido, en su mayoría por causas que pudieron evitarse, reveló hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En un comunicado, emitido de manera conjunta con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la OMS destacó que desde el año 2000, la mortalidad infantil se han reducido casi la mitad y las muertes maternas en más de un tercio, debido a un mejor acceso a servicios de salud.
"En los países que brindan a todos servicios de salud seguros, asequibles y de alta calidad, las mujeres y los bebés sobreviven y prosperan. "Este es el poder de la cobertura universal de salud", afirmó Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la máxima instancia sanitaria global.
Las nuevas estimaciones revelan que en 2018, 6.2 millones de menores murieron, 5.3 millones de ellos en sus primeros cinco años de vida, y casi la mitad de estos durante el primer mes de su nacimientos, mientras que en 2017 más de 290 mil mujeres perecieron por a complicaciones durante el embarazo y parto
Las mujeres y los recién nacidos son más vulnerables durante e inmediatamente después del parto. Se estima que 2.8 millones de mujeres embarazadas y recién nacidos mueren cada año, es decir cada 11 segundos, principalmente por causas prevenibles, destacó la declaración.
“En todo el mundo, el nacimiento es una ocasión alegre. Sin embargo, cada 11 segundos, un nacimiento es una tragedia familiar ", indicó, por su parte Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF, en el comunicado conjunto publicado en su sitio Web y de la OMS.
Los niños enfrentan el mayor riesgo de morir en el primer mes, especialmente si nacen antes de tiempo o muy pequeños, por complicaciones durante su nacimiento, defectos congénitos o infecciones. Alrededor de un tercio de estas muertes ocurren en el primer día y casi tres cuartos, en la primera semana.
“Un par de manos habilidosas para ayudar a las madres y los recién nacidos en el momento del nacimiento, junto con agua limpia, nutrición adecuada, medicamentos básicos y vacunas, pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte”, apuntó Fore.
Las estimaciones sobre la mortalidad materno-infantil también revelaron grandes desigualdades en todo el mundo, ya que las mujeres y niños en África subsahariana, enfrentan un riesgo sustancial de perder la vida que en cualquier otra región del mundo.
En África subsahariana, el nivel de muertes maternas es casi 50 veces mayor y sus bebés tienen 10 veces más probabilidades de morir en su primer mes de vida, en comparación con los países de altos ingresos. Tan sólo en 2018, uno de cada 13 niños en esa región murió antes de los cinco años, 15 veces más niños que en Europa, donde solo uno de cada 196 niños fallece.
“Las mujeres en África subsahariana enfrentan un riesgo de muerte de uno en 37 durante el embarazo o el parto. En comparación, el riesgo de por vida para una mujer en Europa es de uno en seis mil 500. África subsahariana y Asia meridional representan alrededor del 80 por ciento de las muertes mundiales de madres e hijos”, agregó la OMS.
La principal causa de muerte para los bebés que fallecen en el primer mes de vida a nivel mundial son las enfermedades infecciosas como la neumonía, la diarrea y la malaria, mientras que las de los niños de hasta 15 años son las lesiones, incluidas por accidentes de tránsito, y ahogamientos.
En cuanto a las muertes maternas, las causas mayores son las complicaciones obstétricas, presión arterial alta durante el embarazo y hemorragias graves o infecciones durante o después del parto, y cada vez más,una enfermedad o afección existente agravada por los efectos del embarazo.