Originario de la comunidad de San Andrés, en el estado de Jalisco, Antonio Carrillo narró que la elaboración de estos productos se enseña generación tras generación y que a pesar del tiempo que se invierte en la creación de los artículos, la gente no quiere pagar el costo.
Explicó que hace algunas décadas la chaquira no era utilizada por sus antepasados en la creación de artesanías, sin embargo, ahora es la materia prima para este tipo de productos.
“En un tiempo no había chaquira, no había donde comprar los materiales, allá en Jalisco, nosotros somos de allá y es pura sierra y no hay donde comprar los materiales para hacer esto y ya después nos enseñaron el material, porque son piedritas y este trabajo me gusto hacerlo”, indicó.
El artesano jalisciense señaló que la chaquira se entrelaza entre sí, formando figuras de colores con las imágenes más representativas de sus creencias e ideologías, como el venado, el peyote y el maíz.
Explicó que la trilogía representa a los seres vivos del entorno y las actividades productivas, todas ligadas íntimamente a la caza, la colecta y la siembra. Según la mitología huichol, el maíz fue primero que el venado.
“Nosotros lo que estamos dibujando es el Venado, son sagrados para nosotros, el Águila, la medicina que utilizamos es el Peyote, porque es sagrada para nuestra cultura, entonces por eso lo que dibujamos es diferente y son sagrados para nosotros”, puntualizó.
Dijo que la elaboración de una prenda cambia de acuerdo al tamaño y complejidad de la prenda, pues explicó que una pulsera pequeña se realiza en un día, mientras que un collar o una pieza de cerámica puede tardar hasta 8 días.
Agregó que los costos varían de 30 hasta 500 pesos, de acuerdo al artículo, sin embargo, la gente siempre regatea el precio, lo que afecta su trabajo, ya que en ocasiones no venden lo suficiente para cubrir sus gastos básicos.
“Se le hace caro, pero también el material es caro, el trabajo, aparte del viaje, alguna gente que no conoce porque estamos vendiendo esto y que es lo que hacemos”, señaló.
El señor Antonio manifestó que su familia se encuentra en Jalisco y que algunos se dedican a hacer piezas para llevárselas y venderlas después, debido a la falta de oportunidades que hay en su zona.
Finalmente, dijo que visita San Juan del Río por temporadas, tal como lo hace en otras entidades, como Puebla y la Ciudad de México, ya que reconoció que cada vez son menos personas las interesadas en adquirir alguna de sus artesanías, a pesar de que son mexicanas y parte importante de la historia de sus antepasados.
“Me salgo a las ciudades a vender algo, aunque no se vende mucho lo poco que se vende me ayuda, voy a Guadalajara, Tepic, a México, a Puebla, cualquier lugar en el que pueda, ya llevo 50 años vendiendo mi trabajo y es difícil”, concluyó.