Por la mañana de este domingo, el pontífice viajó a Knock, al norte de Dublín, donde se encuentra un famoso santuario dedicado a una aparición del siglo XIX, y tras recorrer el templo pronunció la oración mariana del Angelus junto a una multitud de aproximadamente 45 mil personas.
En su mensaje, pidió que la Virgen “mire con misericordia” a todos los que sufren y volvió a referirse a las víctimas de los abusos por parte de miembros de la Iglesia en Irlanda, como lo hizo la víspera al manifestar su dolor y vergüenza.
“Ninguno de nosotros puede dejar de conmoverse por las historias de los menores que han sufrido abusos, a quienes se les ha robado la inocencia, o que han sido arrebatados de sus madres y se les ha dejado una cicatriz de recuerdos dolorosos”, reconoció, hablando en italiano.
“Esta herida abierta nos desafía a que estemos firmes y decididos en la búsqueda de la verdad y de la justicia. Imploro el perdón del señor por estos pecados, por el escándalo y la traición sentida por tantos en la familia de Dios”, agregó.
Más adelante, pidió a la Virgen que interceda por la curación de todos los supervivientes de abusos de cualquier tipo y que confirme a cada miembro de la familia cristiana en el propósito decidido de no permitir nunca más que estas situaciones vuelvan a repetirse.
Además pidió su ayuda espiritual para que todos los católicos puedan proceder con justicia y reparar, en lo que concierne a cada uno, por tanta violencia.
Poco antes, el jefe de la Iglesia Católica había llegado en un avión de la compañía aérea Air Lingus a Knock procedente de la capital e inmediatamente se trasladó hasta el santuario, donde visitó la capilla de las apariciones donde fue recibido por unos 200 fieles.
Tras rezar allí en silencio y ofrecerle a la Virgen un rosario de oro se dirigió a rezar el Angelus con la multitud. En su mensaje recordó que su corta visita, con motivo del IX Encuentro Mundial de las Familias, no pudo incluir una etapa en Irlanda del Norte.
No obstante, mandó su afecto y cercanía a esa parte del país, implorando para que los miembros de la “familia irlandesa” perseveren, como hermanos y hermanas, en la tarea de la reconciliación.
Tras esta breve etapa, Jorge Mario Bergoglio volvió a Dublín, donde tendrá otras actividades públicas antes de regresar, la noche de este domingo, a Roma.