Suelen ser 4.000, 5.000 y hasta 15.000 las cifras de denuncias por violaciones sexuales cometidas en cada país de América Latina al año. La penetración, el roce, la pornografía, el estupro y las otras formas variantes del abuso sexual prevalece en las naciones que, aunque tengan una ley que sanciona en su mayoría con penas de 8 a 12 años al agresor, no han logrado erradicar ese flagelo que afecta a los grupos más endebles.
La dimensión de lo que sufren quienes pertenecen a la población denominada vulnerable, tiene su ejemplo en Perú, donde cada hora y media es violada una mujer o una niña.
Es decir, que en este momento y en lo que concluyen las 24 horas, se habrán cometido 15 abusos sexuales en ese país que marcarán la vida para siempre de esas víctimas.
Los datos aportados por la Fiscalía de Delitos contra la mujer y el núcleo familiar del Perú destacan que en dos años 3.171 peruanas atravesaron por la amarga experiencia de ser ultrajadas.
Pero no solo Perú se ha ganado un lugar en los más señalados por sus datos alarmantes. México es, a criterio de la Oficina de la ONU instalada en ese país, una de las naciones donde más se violenta sexualmente a las mujeres en Latinoamérica.
El señalamiento se lo ha ganado a pulso ya que el organismo internacional destaca en un documento oficial que 40 mujeres denuncian a diario haber sido forzadas a tener relaciones sexuales con su agresor.
Un total de 15.000 denuncias es el balance anual que la Procuraduría General de la Nación recibe en ese país, según la ONU, que analizó las cifras desde 1997 a 2014. Tal situación tiene a las activistas en pie de guerra, exigiendo mayor protección, seguridad y justicia para las mexicanas.
Países como Nicaragua también se ubican en un parámetro de emergencia por lo grave que resulta la cultura de violaciones sexuales. Medicina Legal practicó peritajes de hisopados, lesiones y traumas a 9.332 niñas, niños y mujeres solo en un año por violencia sexual.
La emergencia nacional relacionada con la violencia sexual que viven las víctimas en Nicaragua se refleja en un análisis estadístico realizado por el Ministerio de Salud de ese país, que demostró como en una década se abusó de los cuerpos más indefensos.
De 1.3 millones de partos ocurridos entre 2000 y 2010, al menos 367.095 eran de niñas y 172.535 de niñas de 14 años.
El delito de abuso sexual y la violación sexual no guardan diferencias uno del otro en algunos países como Guatemala, El Salvador o México, sin embargo, en Chile son tratados de forma distinta.
Tanto así que sus cifras son disgregadas por separado. La Policía Nacional señala que allí a diario ocurren 17 violaciones sexuales y 34 abusos, los cuales se caracterizan porque no hay penetración anal, bucal o vaginal, sí manoseo, roce o exposición de órganos genitales y pornografía.
Y allí como en la mayor parte de los países de Latinoamérica, las niñas y los niños son las víctimas frágiles. El Ministerio Público chileno destacó que de 24.000 casos 18.000 fueron cometidos contra personas menores de edad.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) resaltó que uno de cada tres niños va a sufrir algún tipo de abuso sexual antes de llegar a la pubertad en Latinoamérica, lo que se traduce que cada hora cerca de 224 menores son abusados sexualmente.
Mario Polanco, del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) Guatemala, destaca que ni la casa, ni la escuela son lugares seguros. Tampoco los tíos, primos, hermano, esposo o papás son confiables en ningún país de Latinoamérica, ya que autoridades de varios de los países coincidieron que bajo el techo donde viven las niñas, niños y mujeres se cometen las acciones que violentan sus cuerpos.
Polanco asegura que esto ocurre porque el abuso sexual casi siempre, salvo excepciones, va a depender de una relación de confianza de la víctima con el victimario.
El Servicio Nacional de Menores en Chile destacó en una investigación que el 62 por ciento de los menores de edad, víctimas de abuso sexual en Chile, son lastimados sexualmente al interior de sus hogares.
Guatemala no dista mucho de igualarse a Chile, es un país en donde la medición de las violaciones sexuales no solo la tiene el Ministerio Público, también la segregan las salas de partos de los hospitales.
El Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR) demostró las niñas son violadas sin importar la edad. De enero a julio de 2016 en este país nacieron 37.758 bebés de madres que van de los 10 a 19 años de edad.
La violación sexual en Guatemala afecta en su mayoría a mujeres y niñas. El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) practica a diario 22 peritajes en sus clínicas por lesiones provocadas por la violencia sexual.
En cuatro meses, 2.626 víctimas se atrevieron a denunciar que habían sido agredidas. Entre ellas 990 eran niñas de entre 13 y 17 años de edad.
El recuento de los daños efectuados por el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) hace énfasis que las víctimas naturales de una violación sexual son las mujeres y que en siete años suman 42.669 los cuerpos violentados en Guatemala.
El Observatorio de violencia de género contra las mujeres en El Salvador ve con preocupación que cada día 11 salvadoreñas tengan que acudir al Ministerio Público a denunciar abuso sexual. El grueso de esos actos delictivos de enero a agosto de 2016 fue de 2.644 denuncias y la mayoría fueron niñas entre los 12 y 17 años de edad.
Un entrenador de futbol para niñas, un modelo, un sacerdote, un papá o un padrastro son algunos de los perfiles de violadores en Colombia que han sido capturados por abusar sexualmente una o más veces a una o varias víctimas.
Pero es la guerra en ese país la que ha dejado una escuela de violencia sexual histórica. La Defensoría del pueblo de Colombia destacó que una mujer es violada a diario.
En 2015 se presentaron 5.243 casos de violencia sexual contra las mujeres, eso implica que cada 33 minutos una mujer sufre vejámenes sexuales muchas veces por dos o tres desconocidos o grupos paramilitares, destacaron las fuerzas del orden público.
La Defensoría de la Mujer en Colombia indicó que el 53 por ciento de las mujeres fueron víctimas de bandas criminales surgidas después de la desmovilización.
Que en Bolivia se mencione que hay cinco víctimas de violencia sexual a diario es un logro para las autoridades, ya que, por razones culturales, aseguran, las mujeres no llegan hasta las dependencias a contar su tragedia.
La Fuerza especial de lucha contra la violencia señaló que, en el país andino, las mujeres son mayormente abusadas y la Defensoría del Pueblo afirmó que a oídos de las autoridades llega solo el 20 por ciento de las historias de vejámenes sexuales, pero estima que hay al menos 14.000 niños, niñas y adolescentes violentados que no se atreven a denunciar a su victimario.
A criterio de Polanco, este es un delito que da muerte en vida a la persona, de tal forma que esta no puede volver a ser la misma jamás, aun con la mejor atención psicológica. Es una marca que queda en el alma y en la mente de quien lo ha sufrido. Se denomina un delito silencioso, porque es algo que no se ve, puntualizó.