Madrazo, especialista en esquí alpino, prueba que abrazó hace apenas un par de años, señaló que más allá de tener una participación olímpica en invierno, fue el hecho de llegar a un lugar impensable para un país que de nieve no tiene nada.
Recién llegó de Corea, el mexicano se siente orgulloso de su proeza. Fue una hazaña porque a sus 43 años de edad, el cuerpo ya pide otras cosas y se reserva el derecho a exigirle. Porque además fue criticado por su veteranía y sin experiencia en este tipo de concursos.
“Desde 1988 en Calgary no se logra esta representación, pero una historia para desarrollar los deportes invernales en México. Y que los mexicanos reciban un mensaje de animarse a hacer las cosas”, contó en charla con Notimex.
Agregó que cuando se tiene la determinación de hacer las cosas, no hay imposibles, “ponte los zapatos y vete a correr y más allá del deporte, quiero dejar ese mensaje de que debemos ir con todo y no rajarse”.
Endeudado por más de 300 mil pesos, que gastó para ser parte de la delegación mexicana a la justa invernal coreana, Madrazo minimiza el hecho, aunque busca la manera de buscar los recursos para saldar la resaca.
“Me fui sin apoyo de nadie. Por eso ahora quiero dejar un plan para hacer que las autoridades volteen a ver los deportes de invierno, será difícil, pero se debe luchar por buscarlos”, resaltó.
Refirió que este panorama siempre se ha visto en el deporte mexicano, “siempre hay pretextos para no hacer las cosas, para no cumplir los proyectos. Lana no tenía y nieve mucho menos. Y si no te atreves a tomar un riesgo a no rajarte, no sabrás si lo lograras”.
Expuso que su historia no inicia con ser olímpico invernal, sino de toda una vida, porque desde su infancia hacia natación en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), de pararse todos los días a las 04:00 horas y luego ir al colegio.
“La historia de Germán es como la de todos los deportistas. El deporte no es una gripa, es una vida, una pasión; mi historia se escribe en el anonimato y la escribo con las ganas de salir adelante, de sobresalir y al final para cumplir objetivo”, comentó.
Por eso aseguró que la primera parte de la historia ya se escribió en Corea, y viene la segunda, un proyecto para desarrollar el esquí alpino en México.
“No quiero ser protagonista, sino compartir la experiencia para saber cómo hacer las cosas y desde luego hacer que el nivel de México suba. Como deportistas te conviertes en embajador de tu país y cuando va a una competencia, en mi caso, no va Germán, sino México. Debes responder como tal”, dijo.
El esquiador apuntó que ser parte de este deporte es costoso y más cuando se inicia de manera repentina, “compré equipo usado, pero luego no sirvieron. Un par de esquís mil 200 dólares, más 500 dólares las botas y las clásicas 300 más y los bastones otros 200, así que hay que hacer cuentas”.
Al final para el atleta no tiene sentido pensar en eso, porque lo más valioso es hacer historia, aunque no acepta que él ha sido el protagonista. Tratar de llegar a los jóvenes para desarrollar el esquí alpino y llegar con más talento a los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022.