Recibimos este 8 de marzo de 2021, después de haber logrado marchas multitudinarias en la misma fecha del 2020 y del paro nacional del 9M, “un día sin nosotras”, convocado por la Colectiva Brujas del Mar.
Pero casi de inmediato se decretó el confinamiento lo que desató otra pandemia, la de la violencia familiar, la violencia sexual, la elaboración de pornografía infantil, donde ahora se nos informa que México produce 60 por ciento de toda la pornografía infantil del mundo, y que en el mismo período el director general de la Policía Científica de la Guardia Nacional informó que se incrementó en 73 por ciento el consumo de pornografía en nuestro país.
Pero esa pandemia no vino sola, vino acompañada de una crisis de desempleo, de salud, de contagios del Covid-19, de muertes, del cierre de las escuelas y de oportunidades para las adultas mayores de ganarse el sustento. Da mucha tristeza verlas en los cruceros de reforma con un bote, pidiendo limosna cuando sobrevivían trabajando como empacadoras en los supermercados.
La paridad no ha representado para las mujeres y las niñas ninguna garantía, ninguna política pública que nos haya garantizado una vida libre de violencia.
El gobierno “feminista” no ha movido un dedo para evitar los matrimonios forzados de niñas en las comunidades indígenas que acostumbran el “pago de la novia”, novias niñas por cierto, de 8 a 17 años de edad, sobre todo el gobierno de Chiapas, encabezado por Rutilio Escandón. Tampoco se impulsaron políticas contra el feminicidio, ni se protegió a las niñas y niños huérfanos de este crimen, ni siquiera se previene, ni se impulsan medios para cambiar los estereotipos que lo justifican y las que ya no están, se siguen acumulando indefectiblemente en la impunidad más espantosa.
Cuando se discutió y aprobó el nuevo sistema penal acusatorio, los temas de las mujeres fueron excluidos y hoy nos encontramos que los perpetradores cuentan con un sistema más garantista que en el antiguo sistema inquisitivo.
Y desde el derecho patriarcal, que no toma en cuenta la voz y el clamor de justicia de las víctimas, la exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y hoy secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, por cierto, impulsora del Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, sale a medios a reivindicar la presunción de inocencia, hasta que Salgado Macedonio, candidato del Partido Morena a la gubernatura de Guerrero sea condenado. Y las acusaciones van desde violación, abuso sexual, hasta hostigamiento sexual, abuso de poder… y algunas de las víctimas son militantes del partido Morena.
Las desapariciones de mujeres y niñas siguen siendo una constante y lamentablemente nos siguen matando, día a día, las cifras de feminicidio siguen aumentando, en Ecatepec o Guadalajara, en Guerrero o Tamaulipas.
Incluso un grupo de legisladoras federales de Morena hizo un comunicado llamando al partido y a la Comisión de Honestidad y Justicia para que se le retire la candidatura. Salgado Macedonio es senador con licencia, y en el Senado se le pidió que renunciara a la candidatura, lo que por supuesto, no hizo.
Lamentablemente nuestro presidente, que en su discurso ha reivindicado la honestidad, que ha dicho que su gobierno es el más feminista, y que es un gobierno paritario, una vez más sale a defender a Salgado Macedonio y achaca las denuncias al período electoral, acusando al feminismo de estar infiltrado por los conservadores, incluso llegó a decir “ya chole”,con el tema de Salgado. Eso representa una falta de sensibilidad y compromiso con las víctimas y con el movimiento feminista. Y lo ha defendido reiteradamente.
Y en una mañanera dijo:
“…Ya, como dicen algunos, ‘ya chole’. Van a hacer una campaña en los medios, en los programas de radio como era antes, crucificando, sentenciando, juzgando, nosotros padecimos eso durante años, ataque tras ataque, cómo no voy a estar desconfiado o a actuar de manera precavida. Se trata de asuntos delicados, sí, pero no callarnos”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y cabe aclarar que no es el único partido que está postulando agresores o agresoras sexuales de las mujeres y niñas o que son deudores alimenticios. Lo que provocó una campaña que le pedía al presidente que rompiera el pacto patriarcal. Lamentablemente descalificó la petición, tachándola de ser una campaña importada del extranjero.
Hoy cuando el sistema patriarcal nos ha arrebatado el Día Internacional de la Mujer y nos regalan rosas y nos felicitan, cuando le han sustraído la verdadera esencia a la conmemoración de las luchas de las mujeres que encabezó Clara Zetkin o las obreras en huelga en la fábrica de textiles en Nueva York, me parece que bien vale la pena hacer un alto en el camino y preguntarnos qué estamos haciendo o qué hemos hecho frente a la simulación cotidiana, frente a la mentira y al uso de la transversalidad de la perspectiva de género, la paridad o la Alerta de Violencia de Género como un discurso de moda, cuando en los hechos poco ha cambiado o más bien empeora, ahora con los vientres de alquiler y el borrado de las mujeres.
Frente a este panorama, cuando hace un año se estrenó en el Zócalo de la Ciudad de México la canción Sin Miedo, que entre otras cosas dice: “Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”, se levantó un muro de la vergüenza para resguardar el Palacio Nacional y otros sitios del Centro Histórico, de los ataques de la furia y el enojo de las feministas. Pero sin lugar a duda, la respuesta feminista fue la más contundente respuesta, una respuesta digna que convirtió ese muro en el muro de la memoria, yo diría el muro de la digna rabia, con una resiliencia más grande que todos los desprecios y epítetos con los que nuestro presidente ha tratado a las mujeres y al movimiento feminista.
Las mujeres dicen en Colombia, somos buenas para prevenir el conflicto, durante el conflicto y en el postconflicto, en la reconciliación y la construcción de la paz. Hoy, cuando no sabes el número exacto de desaparecidas y esconden en las estadísticas oficiales los números de las víctimas de feminicidio, o el número de mujeres y niñas violadas, hoy, precisamente hoy, tenemos que levantar la voz todas juntas, decir ya basta, ni una más víctima de las redes de trata y prostitución, y ni una menos desaparecida o víctima de feminicidio. Nos toca la reconstrucción del tejido social, de la esperanza, de construir redes que transformen esta realidad brutal.
Por todo lo anterior, yo las convoco a que tomemos las calles o las redes, levantemos nuestras demandas, unamos nuestras voces y nuestros esfuerzos. No es por ti, no es por mí, es por todas, las niñas, las jóvenes, las adultas, las mujeres de la tercera edad o con discapacidad, las privadas injustamente de la libertad, las mujeres indígenas y afrodescendientes, las mujeres en situación de prostitución o víctimas de la violencia cibernética, por las lesbianas. Por las que son madres, esposas, hijas, hermanas, novias, abuelas, por todas.
8 de marzo: nos sembraron miedo, nos crecieron alas
09
de Marzo
de
2021
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