El organismo informó este viernes que unos 163 refugiados que estaban alojados en el Centro de Recolección y Salida de ACNUR en el centro de Trípoli fueron trasladados vía aérea a Níger esta mañana en coordinación con el Ministerio libio del Interior y las autoridades nigerinas.
Los refugiados, incluidos decenas de mujeres y niños, estaban atrapados en los centros de detención de Abu Selim y Ain Zara, cercanos a los límites de las zonas donde combaten las fuerzas del gobierno libio reconocido internacionalmente y las milicias comandadas por el mariscal Khalifa Hafter.
Hace unos días, fueron trasladados y alojados en el Centro de Recolección y Salida hasta que se logró la transferencia a Níger, indicó ACNUR en un comunicado, en el cual expresó su preocupación por la seguridad de los más de tres mil refugiados que están en los centros de detención en el sur de Trípoli.
“Dada la situación en Libia, las evacuaciones humanitarias son una línea de vida para los refugiados detenidos cuyas vidas están en peligro en Libia”, dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, y destacó la ejemplar solidaridad de Níger en esta tarea.
Grandi, quien reconoció la importancia de una responsabilidad compartida, enfatizó que “necesitamos que otros países se unan para echar una mano y ayudar a llevar a los refugiados vulnerables de Libia a la seguridad”.
ACNUR refirió que en los últimos diez días ha podido transferir a unos 539 refugiados de varios centros de detención cercanos a las zonas de conflicto, pero que más de tres mil permanecen atrapados cerca de campo de batalla, por lo que llamó a la comunidad internacional para que brinde soluciones humanitarias.
Los enfrentamientos armados por el control de Trípoli, disputado por el gobierno libio reconocido y el mariscal Hafter, estallaron hace dos semanas y a la fecha han dejado al menos 121 muertos y 561 heridos, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Desde que el exlíder libio Muammar Gadafi fue derrocado en 2011, Libia ha estado sumida en una guerra de guerrillas que ha provocado una división política, principalmente en dos administraciones rivales, el gobierno con reconocimiento internacional en el oeste del país, y el mariscal Hafter en el este.