Santo Domingo, abril (SEMlac).- Siempre que hay una pérdida de un ser extraordinario como lo ha sido y es Magaly Pineda, vienen a la mente los versos de Gustavo Adolfo Bécquer: "Qué solos se quedan los muertos" y entonces acude esa reflexión inequívoca, de no creer que son ellos los que perpetúan su soledad, sino quienes les sobrevivimos y no soportamos tan grande ausencia.
Si otra de sus compañeras de luchas, la cubana-dominicana Mirta Rodríguez Calderón, estuviese en el país, sabría que se le ha ido esa otra ala con la que vuelan las aves fuertes. Y no es verdad que a Magaly Pineda la venciera la enfermedad que come huesos, células, tejidos y todo cuanto halla a su paso. El cáncer debió enfrentar una contendiente de grandes ligas, que estudiaba su padecimiento, un mieloma múltiple para el que aún no existe cura, y proponía, ella misma, posibles tratamientos, individuales y colectivos.
Soportó años, lustros, decenios. Y mientras lideraba y enfrentaba dolores desgarradores, seguía su lucha por las sendas que, como feminista, socióloga e investigadora, le imponía su afán por lograr que se cumplieran los derechos de la mujer en esta nación y en la Patria grande que es la América nuestra.
Esta ida será para su compañero de luchas y de la vida, Rafael (Fafa) Taveras, un golpe demoledor, pues si alguien admiró y resaltó su temple y fortaleza espiritual fue este dirigente revolucionario con quien estuvo unida medio siglo de su pródiga existencia.
Muchas batallas, agotadoras y extraordinarias, entrelazan la historia de esta dominicana que hoy cierra sus ojos al mundo y deja tras sí leyendas, historias, pródigos períodos como este en que ejerció la dirección del Centro de Investigación para la Acción Femenina (Cipaf), como senda de continuidad provechosa que habrá que seguir, por la superación de la brecha digital desde una perspectiva de género y el aumento del acceso de las mujeres a los beneficios de las tecnologías de la información, por solo nombrar algunas de esas estrategias y tácticas que esgrimió con fortaleza única Magaly Pineda.
"¡No sé; pero hay algo que explicar no puedo, que a la par nos infunde repugnancia y duelo, al dejar tan tristes, tan solos los muertos!", dijo Bécquer, y lo real es repetir: qué tristes, muy tristes, quedamos quienes sobrevivimos a su tiempo...
Estremecedora despedida
Pocas veces la tristeza de un funeral se transforma en "celebración" de una vida y los ritos funerarios devienen homenaje, junto a un ataúd pleno de mensajes e insignias, como la bandera arcoíris, símbolo de la comunidad LGTB (lesbianas, gays, personas transgénero y bisexuales), por quienes también luchó la educadora y líder feminista Magaly Pineda, quien falleció en esta capital, la madrugada del martes 29, a los 73 años de edad, tras padecer un cáncer de la médula ósea.
Y hubo un girasol en cada mano de quienes, unidos a familiares y amistades, la despidieron con un acto laico en la funeraria Blandino, como postrer gesto de reivindicación a las luchas y compromisos de la reconocida e incansable investigadora, que se armó de la coraza del valor para echar adelante estudios con una perspectiva de género y para defender los derechos de las mujeres.
Tal vez no haya existido nunca un funeral como este, en el que fueron estremecidos los espacios con discursos que reflejaron las continuas batallas de Pineda, y junto al nombre del Centro de Investigación para la Acción Femenina (Cipaf), institución que fundó en la década del ochenta, se proyectaron fotografías que mostraban distintos escenarios de su vida cotidiana y trayectoria política y social.
Y no faltaron relatos conmovedores de la mujer, madre, esposa, desde aquellos inicios de acercamiento al feminismo en la década del setenta; su militancia en los movimientos y partidos de izquierda y en la lucha antitrujillista.
Políticos, representantes de organizaciones sociales y comunitarias, así como diversas personalidades convergieron para ofrecer condolencias al también combatiente revolucionario, su esposo Rafael (Fafa) Taveras, y a sus hijos Syra Leonor, Rafael y Marcelle Victoria.
Entre los presentes se hallaban la exvicepresidenta de la República, Milagros Ortíz Bosch, y el ministro de Educación, Carlos Amarante Baret; en tanto que el Presidente de la República, Danilo Medina, hizo llegar una carta al esposo, en la cual calificó a la entrañable investigadora como una "educadora por vocación y luchadora incansable por los derechos de la mujer".
Otras naciones lamentan
Las redes sociales fueron vías para hacer llegar los sentimientos de dolor por la pérdida: "Nos dejó una gran mujer #MagalyPineda esta mañana, y dejó de luto la risa, el pensamiento y el actuar del feminismo latinoamericano", escribió en su cuenta de Twitter la destacada escritora nicaragüense Gioconda Belli.
Amnistía Internacional (AI) emitió un comunicado y ONU Mujeres expuso: "Lamentamos el fallecimiento de Magaly Pineda, defensora de los derechos de las mujeres en América Latina y el Caribe".
Desde Puerto Rico, Nicaragua, Cuba y distintos países de América Latina y el Caribe se multiplicaron los mensajes de amor y compromisos por continuar la labor de activismo y vocación educativa de esta dominicana, de quien Sergia Galván, directora ejecutiva de la Colectiva Mujer y Salud, destacó la manera en que esgrimió la estrategia genial con la que apoyó la construcción del feminismo en Centroamérica.
"Seguiremos tu lucha por una sociedad libre de discriminación por razones de orientación sexual, identidad de género, origen nacional, condición migratoria, edad, condición de salud. En tu nombre lo vamos a lograr", expresó Galván, también en representación del Foro Feminista.
Otras voces se alzaron y fueron reafirmadas en la ceremonia, entre ellas las de la comandante sandinista Dora Téllez y la puertorriqueña Ana Irma Rivera Lassen.
También Teresita Espaillat, integrante del entonces Movimiento Antitrujillista 14 de Junio, al que también perteneció Pineda; Amparo Arango, del CIPAF, y Mirla Hernández Núñez, por el colectivo de LGTB, cuyos derechos fueron apoyados y exigidos por la fenecida activista.
Finalmente, el esposo, Fafa Taveras, agradeció a los presentes y dijo: "Con Magaly compartí mi militancia y mi pobreza; a ella no le importó… fue una avecilla a la que le crecieron alas de águila".
Concluyó el homenaje y, tras velarle una media hora más, a puertas cerradas, los restos fueron cremados; mientras alguien, al abandonar la funeraria, murmuraba sobre su "intrepidez hermosa" y esa perseverante manera de intentar sueños, como ese de la escuela laica, donde niñas y niños se desarrollaran en un ambiente de inclusión participativa.
Mucho queda por hacer en la República Dominicana, pero esta mujer maravillosa, llamada Magaly Pineda, ya dejó lo mejor de sí como impronta.
Recuadro
Magaly Pineda dedicó su vida a defender el aumento de la participación femenina en la dirección de instituciones del Estado y los derechos de las mujeres en temas de embarazo y aborto. Desde su dirección en el CIPAF, promovió la superación de la brecha digital desde una perspectiva de género y el aumento del acceso de las mujeres a los beneficios de las tecnologías de la información. Tal esfuerzo mereció que el CIPAF fuera reconocido en 2014 con el Premio para la Igualdad de Género y Tecnología de la Unión Internacional de Telecomunicaciones y ONU Mujeres. Por: Mercedes Alonso Romero