No a la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus tipos y modalidades; derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas; y por el derecho a la diversidad, fueron enarbolados en los distintos casos.
Así lo pudimos observar cuando un grupo de estudiantes universitarias ya desesperadas por haber pasado un año desde que denunciaron actos de hostigamiento sexual por parte de varios maestros, no habían obtenido respuesta.
A pesar de que su forma de visibilizar la problemática fue instalar el llamado “tendedero del acoso sexual”, con cartulinas colgadas de una cuerda en donde se plasman las frases devastadoras, algunas proferidas por docentes, en realidad lo que ellos han cometido es hostigamiento sexual.
El hostigamiento sexual es una figura jurídica y se encuentra incluida en el Código penal federal. Pero es la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) la que hizo la distinción entre acoso y hostigamiento sexual.
El primero se refiere a la violencia sexual infligida por los pares o iguales, como pueden ser compañeros de escuela, de trabajo y similares. Por su parte el hostigamiento sexual se comete de un superior jerárquico hacia la víctima subordinada.
“El hostigamiento sexual es el ejercicio del poder, en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos laboral y/o escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva”.
“El acoso sexual es una forma de violencia en la que, si bien no existe la subordinación, hay un ejercicio abusivo del poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos”. (Art. 13 LGAMVLV).
Los principales bienes dañados con el hostigamiento y acoso sexual son la integridad física, psíquica y moral, así como la libertad sexual.
Para las manifestantes, fue un caso en particular el más indignante por la cantidad de testimonios recabados y las evidencias con que se cuenta, sin embargo el maestro apareció de nuevo programado para impartir clases el presente semestre.
El tendedero va más allá de formular un “acosario”, con frases que han escuchado quienes lo prepararon, pero también de otras estudiantes que fueron incluyéndose para aportar las experiencias de violencias a las que han estado expuestas y de las que tienen un testimonio como destinatarias por maestros que han conocido a lo largo de sus carreras.
El otro caso que habla de la vigencia de la agenda feminista es el de Darío, un joven transgénero que había puesto en receso sus estudios de Derecho, cuando decidió transformar su físico de mujer a hombre.
Este semestre decidió reanudar la carrera, ya con su nueva identidad, formalizada en la Ciudad de México. Hasta este día, su nombre no ha sido corregido en las listas por lo que sigue apareciendo en la clase con su nombre anterior.
Darío fue una mujer que decidió sobre su cuerpo y pudo lograr ser lo que ahora es. Es una de las pocas mujeres que no sintiendo una afinidad con el físico natural, decidió y logró transformarlo para emprender una vida congruente con su ser.
Su rectificación de documentos está en trámite; mientras, asiste a clase sin decir presente cuando lo nombran de acuerdo a su acta anterior.
Y el tercer acontecimiento que se ha reivindicado por décadas y no quedó otra que aceptarlo como un hecho noticioso fue el acto de discriminación cometido en un restaurante local contra una pareja de mujeres lesbianas.
El pretexto fue que las caricias estaban “subidas de tono”, sin especificar el significado. El supuesto ambiente “familiar” no era el “adecuado” para esos actos, según el mesero que se los comunicó.
Posteriormente y ante la denuncia pública que hiciera en redes sociales una de las integrantes de la pareja, el propio restaurante emitió un comunicado que intentando disculparse, solo reforzó lo que su empleado comunicó a las comensales.
La diversidad sexual es un elemento de la sociedad misma. No se trata de que haya una “nueva” sociedad o época.
La reivindicación tiene décadas, pero es hasta hoy que las leyes, basadas en las reformas que reconocen los Derechos Humanos de todas y todos, son utilizadas por quienes además las han hecho parte de su vida como lo es esta pareja.
Con los tres casos que brotaron la misma semana, que fueron mediáticos y nada los pudo eclipsar, no podemos más que reiterar que la agenda del movimiento feminista avanzó, sigue caminando, y sobre todo, que sigue siendo congruente con el respeto a los derechos y libertades de todas las personas.
Deseamos que el hostigamiento y acoso sexual se terminen en las universidades y en todos los ámbitos. Que las personas transgénero puedan vivir como han decidido hacerlo. Y que las parejas integradas de acuerdo a su decisión, sean aceptadas tanto y en igualdad como quisiéramos que nos aceptaran a todas las personas.