Se trata de Juan de la Barrera, Juan Escutia, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez y Francisco Márquez.
La Secretaría de Gobernación destaca que hoy, los llamados Niños Héroes, forman parte de nuestro legado histórico, por su acción ejemplar de valentía y honor.
Refiere que, en el apartado sobre la Guerra a México de Estados Unidos, de su libro Historia de México, el académico michoacano José Bravo Ugarte señala que, después de 16 meses de declarada la guerra a México (13 de mayo de 1846), las tropas estadounidenses avanzaron hacia la capital del país.
Agrega que tras innumerables reconocimientos en las líneas mexicanas del sur y del poniente, el general Winfield Scott determinó, en su carácter de comandante en jefe de la fuerza invasora, llevar a cabo el asalto de la Ciudad de México por Chapultepec, el 11 de septiembre de 1847, con intensos bombardeos de artillería.
La defensa de Chapultepec corrió a cargo de 200 cadetes del Colegio Militar a las órdenes de los generales Nicolás Bravo y Mariano Escobedo, así como de 632 soldados del batallón de San Blas bajo el mando del coronel Santiago Xicoténcatl.
La Segob recuerda que para reforzar a esa pequeña guarnición, el general Antonio López de Santa Anna envió al pie del cerro a dos mil 450 hombres, sin embargo, eran poco más de siete mil los invasores.
Señala que después de aniquilar al batallón, los soldados estadounidenses escalaron el cerro y penetraron al Castillo, donde los cadetes mexicanos -la mayoría con edades de entre 15 y 18 años- lucharon cuerpo a cuerpo hasta encontrar la muerte.
En honor a los seis cadetes caídos en la Batalla de Chapultepec se instituyó, desde 1881, la celebración, cada 13 de septiembre, como fiesta cívica en México; además, sus nombres se encuentran inscritos con letras de oro en el Muro de Honor del Salón de Sesiones del Congreso de la Unión.