Nueva York, 26 feb (EFE).- Luis y Alex emplatan en el comedor del restaurante "Addictive Wine and Tapas" las 250 bandejas de pasta a la boloñesa que cenará el personal del hospital Lincoln de El Bronx. Forman parte de la iniciativa del chef José Andrés de ofrecer comida a los hospitales públicos de Nueva York y, al mismo tiempo, evitar la quiebra de una veintena de comedores.
"Si hay una emergencia, esos restaurantes no operan y qué mejor que poner esos restaurantes al servicio de utilizarlos para dar de comer a quien lo necesita", explica a Efe el chef.
En el último mes, la ONG de José Andrés, World Central Kitchen, ha ofrecido a los 16 hospitales públicos de la ciudad unas 30.000 comidas al día preparadas en 20 restaurantes de la ciudad a los que se les paga entre 6 y 8 dólares por plato.
La iniciativa, subvencionada por un fondo de casi seis millones de dólares del Departamento de Salud de la urbe, arrancó a finales de enero y concluye este viernes, coincidiendo con una tímida reapertura de los restaurantes, que desde el pasado 12 de febrero ya pueden ofrecer sus platos en los salones interiores aunque con una capacidad reducida.
UN SALVAVIDAS PARA LOS RESTAURANTES
Francisco Díez, el dueño de "Addicive Wine and Tapas", cuenta a Efe en la sala vacía de su negocio, ubicado en el castigado barrio de Jackson Heights, en Queens, cómo esta iniciativa fue el salvavidas que lo rescató de naufragar en la pandemia.
Y es que este proyecto es la segunda parte de otro similar nacido el pasado mayo y que se prolongó unas 20 semanas, cuando la covid-19 campaba a sus anchas por la ciudad, y que, entonces, fue subvencionado por el empresario y exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg.
"Durante la pandemia cerramos el 15 de marzo y cerramos totalmente porque no teníamos el concepto del 'take out' -que las personas puedan venir y recoger-, porque lo bello de las tapas es comértelo en el momento", cuenta Díez.
Mientras explica la comida que hoy preparan para el personal sanitario -un concepto diferente con el que se han adaptado a la nueva realidad- insiste en que colaborar en este proyecto: "Nos ayudó de una manera increíble a sobrevivir la pandemia que fue tan difícil para los restaurantes en 2020".
"Ahora mismo, estamos haciendo hasta 3.000 comidas semanales. En total, durante la pandemia unas 60.000, entre las 20 semanas anteriores y las cuatro semanas" del nuevo proyecto.
José Andrés precisa que desde la primera respuesta de su ONG a la pandemia, atendiendo a las personas en cuarentena en un trasatlántico en el puerto de Yokohama, en Japón, en febrero de 2020, su organización ha repartido 40 millones de comidas.
"Hemos estado cubriendo necesidades de hospitales, de casas de ancianos, de indigentes, de barrios pobres, sobre todo, en los momentos del comienzo de la pandemia en los que nadie sabía responder y en el que todos los sistemas tradicionales de alimentación, por diferentes motivos, se colapsaron", comenta José Andrés, que recuerda que en Estados Unidos llegaron a coordinar 3.000 restaurantes y a tener "picos de 300 y 350 mil comidas al día".
UNA NUEVA SOLUCIÓN PARA UN RETO IMPREVISTO
Grace Ramirez, unas de las encargadas en Nueva York de la iniciativa de respuesta a la covid-19 de World Central Kitchen explica a Efe cómo la pandemia cambió el sistema de trabajo de la ONG.
"Normalmente, hasta que empezó la pandemia, estábamos acostumbrados a ir a un sitio, establecer cocinas y cocinar para la comunidad. Una vez que las cosas empiezan a mejorar, nosotros nos vamos. En esta iniciativa, específicamente, todo era muy diferente, era una pandemia y nadie sabía muy bien lo que estaba pasando al comienzo", dice.
En Nueva York "hemos trabajado con más de 250 restaurantes hasta el día de hoy, lo que nos da el orgullo de decir que hemos salvado a más de 250 restaurantes de que cierren", concluye.
El chef español, que ha criticado en varias ocasiones la respuesta del Gobierno federal al comienzo de la pandemia, lleva meses trabajando con legisladores de los partidos Republicano y Demócrata para activar la respuesta de la agencia estadounidense para las emergencias FEMA ante situaciones de este tipo.
Para José Andrés, las respuestas ante crisis de esta magnitud no deben depender "solamente de la generosidad de unos individuos o unos negocios que quieran ayudar puntualmente. Cuando hay emergencias hay que ser muy organizados, hay que profesionalizar la respuesta".
EL HOSPITAL DE ELMHURST, UNO DE LOS BENEFICIADOS
En el centro hospitalario de Elmhurst, en Queens, situado en medio de una de las áreas más golpeadas por la covid-19 en el inicio de la pandemia, la ONG ofrece comida a unas 3.000 personas, que suelen recoger su bandeja cuando comienzan su turno entre una opción con carne, otra vegetariana y una tercera apta para judíos y musulmanes practicantes.
"Estamos aquí ayudando a que la gente no tenga que cocinar en casa, no tenga que pensar en cómo van a alimentarse durante el día", cuenta a Efe el responsable de proyectos de World Central Kitchen, Russell Bermel, antes de explicar que en hospitales tan grandes como este la comida se encarga a una empresa de catering, porque los restaurantes no tienen tanta capacidad.
Son las siete de la tarde y la noche ya ha caído sobre la ciudad, donde todavía algunas acumulaciones de nieve recuerdan las recientes nevadas.
Anthony Jarzembowski, director asociado del hospital, cuenta como el "ambiente es estresante" en la situación actual y "todas las energías se van en el cuidado de los pacientes en la comunidad".
"Los médicos y los enfermeros trabajan mucho y muchas horas y esto le ayuda, al menos es una cosa menos en la que tienen que pensar cuando vienes cada día al trabajo", concluye.
Salvar restaurantes para alimentar al personal sanitario de Nueva York
26
de Febrero
de
2021
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