Beijing, 23 May (Notimex).- Al cumplir cuarenta años la reforma económica China, la población del gigante asiático vive los cambios que trae consigo la globalización, pero sin perder su identidad ni sus tradiciones milenarias.
En las calles de Beijing, por ejemplo, se pueden percatar algunas costumbres occidentales, pero sobresalen las tradiciones chinas.
Esta unión es el resultado cómo la población adaptó su cultura a los cambios que trajo consigo la apertura comercial, afirmó el estudiante de maestría en español, Liu Jicheng, de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing (BFSU, por siglas en ingles).
Esta mezcla de culturas es más notoria en grandes ciudades como Beijing y Shanghai, donde se pueden presenciar espectáculos como la opera china, Tai Chi, y ceremonias de té, pero también restaurantes y tiendas occidentales, además de eventos internacionales.
Liu Jicheng considera que esta es una gran oportunidad para los habitantes de las ciudades chinas, ya que les permite conocer otras culturas, aprender nuevas costumbres y abrir su visión sin perder sus tradiciones.
“Beijing es una ciudad internacional donde puedo ampliar mi horizonte por medio de una seria de actividades de alto nivel, al igual que me ofrece oportunidades para desarrollarme, ya que cuenta con muchos talentos internacionales, como empresas que decidieron agruparse en este casco metropolitano”, apuntó.
Por su parte, Li Bai, investigador del Centro de Diplomacia Publica de la BFSU, subrayó que esta mezcla cultural se debe a la reforma que echo a andar China hace 40 años, que llamó “la unión entre socialismo y una economía de mercado”.
Detalló que dicha reforma abrió por primera vez las puertas del gigante asiático a la globalización, pero el gobierno chino buscó que este cambio no fuera brusco para la población.
Para hacer esta integración posible, se requirió que el país se uniera a la Organización Mundial del Comercio (WTO, por sus siglas en ingles), lo que permitió la entrada de más inversiones extranjeras a China.
El investigador destacó que los cambios en China, más allá de la forma de vestir, comer o hasta de hablar, trajeron también más oportunidades laborales, la mejora de su infraestructura y de calidad de vida.
“En comparación con los tiempos de mi padres, nosotros vivimos en mejores condiciones, tenemos casas más grandes, más oportunidades laborales, una mejor infraestructura, así como una mejor calidad de vida”, resaltó Li Bai.
Beijing, entre la tradición china y la modernidad occidental
23
de Mayo
de
2018
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