Las crisis del clima ponen en riesgo los derechos de las infancias

07 de Octubre de 2024
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Las crisis del clima ponen en riesgo los derechos de las infancias. Foto: Ilustrativa/ SEMlac Cuba.
Las crisis del clima ponen en riesgo los derechos de las infancias. Foto: Ilustrativa/ SEMlac Cuba.

La Habana, octubre (SEMlac).- Además de los daños que genera a diferentes grupos de población y al desarrollo de muchos países y regiones, las crisis del clima amenazan directamente la capacidad de un niño o una niña para sobrevivir, crecer y prosperar, asegura la psicóloga argentina Alejandra Trossero, representante en Cuba del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

A su juicio, se trata también de una "crisis de los derechos de la infancia", aseveró a SEMlac la máster en ciencias por la London School of Hygiene and Tropical Medicine, de Londres, en el Reino Unido, con investigaciones en salud sexual y reproductiva.

Para Trossero, es fundamental enfocarnos en estas poblaciones porque heredarán las consecuencias de las decisiones que tomemos hoy en relación con la salud del planeta.

"El cambio climático afecta directamente su derecho a un ambiente saludable, a la educación, al agua limpia y a la seguridad alimentaria, entre muchos otros. Si no actuamos de manera urgente, millones de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo verán comprometido su desarrollo y bienestar", aseveró.

Con más de 20 años experiencia profesional en las áreas de salud pública, desarrollo adolescente y derechos de la niñez, Trossero se unió a Unicef en 2016 como especialista regional en adolescentes y VIH, proporcionando liderazgo técnico a 24 oficinas de países de América Latina y el Caribe.

A Cuba llegó en enero de 2022 y, entre otras muchas tareas, le ha tocado liderar la respuesta de emergencias tras el paso del huracán Ian por el occidente de Cuba en septiembre de ese año, que dejó daños en infraestructuras habitacionales, escuelas, centros de salud, áreas de desarrollo agrícola y servicios de distribución de agua potable.

¿Cuáles son las bases del apoyo que Unicef brinda a los países en situaciones de emergencia?
La acción humanitaria de Unicef abarca las intervenciones destinadas a salvar vidas, aliviar el sufrimiento, mantener la dignidad humana y proteger los derechos de las poblaciones afectadas, dondequiera que existan necesidades e independientemente del tipo de crisis: emergencias súbitas o prolongadas, desastres naturales, emergencias de salud pública; conflictos armados internacionales o internos, entre otros.

Los Compromisos Básicos para la Infancia (CBI) son el pilar de nuestra política humanitaria. Se basan en normas internacionales y establecen cómo actuar para asegurar que la respuesta en emergencias sea equitativa y transparente. Están guiados por los derechos humanos, especialmente por la Convención sobre los Derechos del Niño y el derecho humanitario internacional.

También se fundamentan en principios de colaboración, como la igualdad y la responsabilidad, para asegurar que la ayuda llegue a tiempo y de manera coordinada. Los CBI contribuyen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, conectan la ayuda en emergencias con el desarrollo a largo plazo y fortalecen la capacidad local para hacer frente a futuras crisis.

¿Cómo se ha materializado ese apoyo en Cuba, sobre todo en situaciones como las generadas por el paso de Ian?
A dos años del paso del huracán Ian, continuamos apoyando la recuperación de la provincia de Pinar del Río (a poco más de 200 kilómetros de La Habana).

Actualmente contribuimos con la rehabilitación de más de 60 escuelas, lo que beneficiará a cerca de 12.000 niñas, niños y adolescentes.

Junto a las autoridades provinciales, hemos trabajado en el restablecimiento del servicio de agua potable y la entrega de medios para su almacenamiento en hogares de familias e instituciones de salud. En 2024 se instalaron en la provincia dos bombas de agua: una en La Coloma y la otra en el municipio de San Luis, que han beneficiado a unas 8.800 personas.

En ese sentido, se mejoraron las condiciones básicas de higiene y almacenamiento de agua segura para 211.920 personas y 44 centros de salud (incluidos 39 centros médicos comunitarios).

También apoyamos la rehabilitación de techos e infraestructura hidráulica y sanitaria de centros educativos, el fortalecimiento de la atención materno infantil y la prevención de malnutrición en embarazadas, niñas y niños menores de dos años, en los siete municipios más afectados de Pinar del Río.

A las escuelas se les entregaron mantas y tejas para techos, kits educativos para la primera infancia y de recreación con implementos deportivos y accesorios como balones de voleibol, fútbol y baloncesto, juegos de ajedrez y suizas, entre otros.

Para esta ayuda se ha contado con contribuciones financieras del gobierno de Canadá; de la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo, la Xunta de Galicia, los Gobiernos de Canarias, Murcia y Baleares, el Comité Español de UNICEF y del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF).

¿Qué valor confiere Unicef a las escuelas en el contexto del desarrollo comunitario?
Las escuelas no solo son centros de aprendizaje, sino que también representan espacios fundamentales para la cohesión social y el bienestar comunitario. Para Unicef son también plataformas desde donde se puede movilizar y fortalecer a las comunidades.

Tras una situación de emergencia, se convierten en un espacio seguro donde las niñas y los niños puedan regresar a la normalidad, recibir apoyo psico emocional y que sus familias puedan incorporarse a las labores de recuperación. Por eso priorizamos el rápido retorno a las aulas para la continuidad del aprendizaje, tras una situación de desastre.

Hemos trabajado en fortalecer el papel de docentes y personal educativo en la preparación y respuesta ante desastres, reconociendo su liderazgo dentro de la comunidad y apoyando a las autoridades sectoriales en su estrategia de recuperación rápida de las escuelas.

¿Por qué crear escuelas resilientes frente a fenómenos climatológicos y cuál ha sido el aporte en ese sentido en Cuba en los últimos años?
Los fenómenos climatológicos como huracanes, tormentas o inundaciones interrumpen los procesos educativos y afectan el bienestar de las infancias.

Las escuelas resilientes están mejor preparadas frente a los impactos de estos fenómenos y, al recuperarse rápidamente, garantizan que la educación no se vea comprometida y que niñas, niños y adolescentes sigan accediendo a un ambiente seguro de aprendizaje.

Entre las acciones que llevamos a cabo también en varias provincias orientales, de conjunto con el Ministerio de Educación, está la preparación de estudiantes y docentes para una gestión inclusiva de la reducción de los múltiples riesgos frente a desastres y la resiliencia ante el cambio climático.

Además, apoyamos la elaboración de mapas de multirriesgo, ejercicios de simulación ante desastres naturales y aprendizaje de los primeros auxilios, que fortalecen la resiliencia de escuelas y posibilitan a niñas y niños tener una mejor preparación para afrontar la ocurrencia de un desastre.

También contribuimos a fortalecer capacidades en docentes de escuelas de comunidades expuestas a múltiples riesgos y articulamos acciones de apoyo socioemocional a niños, niñas y adolescentes, antes, durante y después de desastres naturales. Para ello se han implementado actividades didácticas y lúdicas, con el apoyo de kits de recreación, para adolescentes y los juegos Riesgolandia y Caminata sísmica.

Igualmente, trabajamos junto a la Defensa Civil y el Ministerio de Educación en fortalecer el sistema educativo ante la posible ocurrencia de sismos.

Niñas, niños y adolescentes como agentes de cambio frente al clima, ¿qué significa eso para Unicef?
Los fenómenos meteorológicos extremos ponen en riesgo sus vidas y destruyen la infraestructura crítica para su bienestar. Los niños y las niñas son física y fisiológicamente más vulnerables a las crisis climáticas y ambientales que las personas adultas; también son menos capaces de soportar y sobrevivir a condiciones climáticas extremas, como inundaciones, sequías, tormentas y olas de calor. Además, corren un mayor riesgo de contraer enfermedades exacerbadas por el cambio climático.

El Pacto para el Futuro, aprobado recientemente en la Asamblea General de Naciones Unidas, coloca a niñas, niños y adolescentes no solo como los más afectadas por los impactos del cambio climático, sino también como actores clave para impulsar soluciones sostenibles.

En Unicef promovemos su participación activa, porque sabemos que tienen un papel fundamental en la creación de conciencia, la innovación y la implementación de acciones para proteger el planeta. Tienen motivación para impulsar cambios positivos y son una voz a escuchar en la demanda de un futuro más seguro y equitativo.

Por ello, invertimos en su educación, en su empoderamiento y en su participación en la toma de decisiones, asegurando que sus intereses y derechos estén al centro de las políticas climáticas actuales. Asegurarnos de que estas generaciones tengan acceso a los recursos necesarios, educación climática y un entorno saludable no solo es una cuestión de justicia intergeneracional, sino de supervivencia.

En Cuba hemos apoyado un estudio en comunidades del litoral sur de la isla para determinar los impactos del cambio climático en niñas, niños y adolescentes. La investigación se centra en los asentamientos de La Coloma y Júcaro, zonas donde coexisten múltiples peligros y vulnerabilidades, localizadas en las provincias de Pinar del Río y Ciego de Ávila.

El conocimiento en profundidad del nivel de exposición y la sensibilidad ante el cambio climático en niños, niñas y adolescentes de esas comunidades ayudará a las autoridades a tomar decisiones informadas sobre este tema.

Niñas, niños y adolescentes cubanos han demostrado un alto nivel de compromiso con la protección del medio ambiente y en Unicef vemos este liderazgo como un pilar para enfrentar los desafíos climáticos futuros.

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