Sin embargo, la población de este ejemplar está disminuyendo porque las playas en las que anidan están desapareciendo debido al cambio climático, así como miles de ellas son capturadas accidentalmente por artes de pesca, lo cual se traduce en que la actividad humana es su principal peligro.
De acuerdo con datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), esta especie sostiene un elemental vínculo con los ecosistemas marinos como arrecifes de coral y las praderas de pastos.
Por este motivo, en el marco del Día Mundial de las Tortugas Marinas, el WWF trabaja con comunidades con la intención de disminuir la recolección de huevos, y en la protección de las playas de anidación, otro punto importante es que promueve entre los pescadores el cambio a equipos amigables con las tortugas.
Durante los últimos 110 millones de años esta especie marina ha estado presente en los diversos océanos de la Tierra, y es bien sabido que pueden llegar a vivir 50 años o más.
En total habitan la tierra siete especies distintas del quelonio las cuales son: laúd, verde, boba, carey, lora, golfina y plana, algunas de las cuales corren el riesgo de extinción debido a la captura accidental.
Es asediada por sus conchas, huevos, carne y piel y son constantemente víctimas de la caza furtiva y sobreexplotación. Otro aspecto que ha contribuido a su cada vez reducido número, es el cambio climático que daña directamente las playas donde las hembras anidan.
Habitan en todo el mundo, desde las frías aguas de California hasta las cálidas playas del Triángulo de Coral; su alimentación depende de la especie, pero se conoce que ingieren algas, pastos marinos, medusas, esponjas, calamares, lapas, anémonas de mar, entre otros.
Suelen poner entre dos y seis garras de huevos, cada una con 65 a 180 unidades en una sola temporada de anidación. Las garras se colocan aproximadamente cada dos semanas, y el período entre la temporada de anidación varía de uno a nueve años.
Las tortugas laúd poseen conchas más flexibles y similares al cuero, a diferencia de las otras seis especies marinas que tienen conchas duras; también es la más grande en peso y longitud.
En México, el Programa de Conservación de Especies en Riesgo (Procer) de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas atiende a ejemplares que se encuentran en alguna categoría de riesgo enlistada en la Norma Oficial Mexicana (NOM059-Semarnat-2010) y actualmente protege a las tortugas verde, caguama, lora, laúd, y carey.