Nuestras comunidades rurales en la cultura digital global

30 de Enero de 2019
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Ciudad de México. 30 de enero de 2019.- A pesar de que las comunidades rurales e indígenas tienen poco acceso a las tecnologías de la información y comunicación (TIC), las computadoras, teléfonos celulares y redes sociales forman parte de la vida cotidiana de los jóvenes estudiantes, incidiendo en sus prácticas sociales, en sus formas de relacionarse y en sus identidades colectivas e individuales.

Así lo explicó en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt Dulce Angélica Gómez Navarro, doctora en diversidad cultural y ciudadanía, que forma parte del programa Cátedras del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), adscrita al Centro de Investigación e Innovación en Tecnologías de la Información y Comunicación (Infotec), sede Aguascalientes.

La investigadora es responsable del proyecto Usos y apropiación social de las tecnologías de la información y la comunicación de jóvenes universitarios de la zona maya de Quintana Roo, que analiza la apropiación tecnológica de las TIC por parte de jóvenes estudiantes de la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo (Uimqroo), una de las once universidades interculturales con que cuenta el país.

La investigadora explicó que el acceso a las TIC es fundamental para que los estudiantes de estas comunidades obtengan información, puedan producir conocimientos y participen en actividades en línea. Al tener conectividad, se incrementa la capacidad de interacción entre estudiantes y personas de otras culturas, llevando a que puedan nutrir su formación académica.

“Antes había teorías que nos decían que las personas teníamos un rol pasivo frente a las tecnologías como el teléfono o la televisión, es decir, solo éramos receptores de la información, pero con el Internet ha habido una transformación que nos da un rol activo y nos permite participar con las tecnologías”, considera.

Gómez Navarro indicó que aunque en la última reforma en telecomunicaciones se establece el derecho al acceso a las TIC para toda la población, todavía existen zonas rurales e indígenas que se ven imposibilitadas a acceder a estas tecnologías debido a diferentes causas, como la falta de inversión en infraestructura tecnológica, la mala calidad de los servicios (en su mayoría conexiones de telefonía celular 2G y 3G que se ofertan en zonas rurales), el bajo poder adquisitivo y las pocas habilidades digitales que permiten el aprovechamiento de las TIC.

Asimismo, en el estudio de la brecha digital existen factores que tienen una incidencia directa en el bajo uso y apropiación de las TIC, como la posición socioeconómica, el género, la pertenencia étnica o la edad, pues la exclusión digital es reflejo de otras desigualdades sociales.

La brecha digital
La doctora Gómez Navarro refirió que según la más reciente Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de TIC en Hogares (ENDUTIH) 2017 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), solo cuatro de 10 personas acceden a Internet, es decir, 40 millones de personas no tienen oportunidad de aprovechar esas redes, lo que indica que el contexto tecnológico y socioeconómico afecta las universidades interculturales.

La localidad en que se encuentra la universidad (municipio de José María Morelos, en el sur de Quintana Roo) cuenta con poca infraestructura para la conectividad a Internet fijo (que cada vez va mejorando) y tiene, en menor medida, cobertura de redes 2G, 3G y 4G, lo que significa que a pesar de encontrarse en un contexto de desigualdad digital, los jóvenes sacan provecho de las TIC.

“En la universidad, la gran mayoría de los estudiantes utiliza el teléfono celular y es muy común observar que aunque compren 20 pesos de datos a Internet o el ancho de banda en el plantel sea muy poco, se las ingenian para generar estrategias que les permitan conectarse a Internet y enviar trabajos a pesar de estas desventajas, por ejemplo, a través de WhatsApp por el bajo uso de datos, es así como los jóvenes son activos en la cultura digital global”.

Asimismo, la investigadora apuntó que, entre sus hallazgos, encontró que las trayectorias educativas previas intervienen en las habilidades digitales actuales de los estudiantes. Es decir, al haber estudiado en contextos alejados de las TIC, se generó un rezago en las destrezas relacionadas con la tecnología, lo que refleja las deficiencias en la educación indígena y rural en México; no obstante, el paso por la universidad, que funge como un espacio de aprendizaje digital, los impulsa a una mayor apropiación tecnológica.

Los estudiantes han aprovechado las redes sociales para comunicarse con sus amigos y familiares, además que se presenta como una extensión de su vida social. En estas redes, los jóvenes realizan venta o intercambio de productos o servicios, y opinan sobre temas políticos y sociales de sus localidades.
“Las redes sociales están generando nuevas formas de socialización e incluso nuevas formas de construir identidades individuales y colectivas”, destacó la catedrática.

Otro de los fenómenos que pudo observar la doctora fue la revitalización lingüística de las comunidades, que se puede observar en el intercambio y fortalecimiento de las lenguas de sus comunidades a través de las redes sociales. Gómez Navarro observa en ello una amplia oportunidad en el impulso comunitario de las TIC, pues a través de estas se puede fortalecer la lengua, la cultura y la economía de sus localidades.

Para finalizar, hizo hincapié en que el hecho de dotar de dispositivos digitales a las personas de las comunidades rurales e indígenas no garantiza disminuir la brecha digital o generar impacto en la sociedad, ya que además se necesita desarrollar habilidades en los usuarios de esas tecnologías para que puedan aprovecharlas, además que se puede trabajar en un uso colectivo y reflexivo de las TIC para el beneficio de las comunidades indígenas. (Agencia Informativa Conacyt)