Originario de Tampico, Tamaulipas, Mendoza Garcilazo llega a Ensenada en la década de 1970 para estudiar oceanología en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), con el sueño de prepararse para trabajar en exploración geofísica en el Golfo de México.
“Yo quería aprender cómo funcionaba el planeta, particularmente los océanos”, recuerda en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt.
De la oceanología a la sismología
Con la intención de especializarse en un tema relacionado con exploración marina, en 1977, Luis Mendoza ingresó al programa de maestría en geofísica del CICESE, institución que contaba apenas con cuatro años de formación.
“Pero a los seis meses de iniciados los estudios de maestría, mi asesor dejó el CICESE, tomó su lugar un sismólogo y cambió con ello el enfoque inicial, y tomé la maestría en geofísica, opción sismología”, narró.
Durante dos años se dedicó a cumplir con sus cursos de maestría, pero fue hasta 1982 cuando logró concluir el posgrado que implicó el desarrollo de una tesis sobre exploración en dos campos geotérmicos ubicados en Michoacán y Jalisco, utilizando sísmica pasiva.
Al término de la maestría fue contratado como técnico en el CICESE y en 1983 se incorporó como investigador en el Departamento de Sismología del mismo centro, donde hasta la fecha sigue laborando.
Sismo de 1985
Luis Mendoza compartió que en 1985, cuando se registra en México el destructor sismo, fue convocado para viajar a la ciudad de Guadalajara con un grupo de investigadores y técnicos.
La tarea era la instalación de equipo sismológico en la costa de Michoacán y un perfil desde la costa hasta el estado de Veracruz para documentar el comportamiento de réplicas, perfil de atenuación de ondas sísmicas e investigación del plano de falla.
Posteriormente, se tomó como base de operación la Ciudad de México y se tuvo un acercamiento con el grupo ICA, que encomendó bajo un contrato con CICESE y la creación de la Fundación ICA para la investigación, un proyecto de microzonación sísmica del Valle de México y el estudio de varios edificios prioritarios.
La empresa constructora firmó un convenio con el CICESE para instrumentar la Ciudad de México con acelerómetros para entender el comportamiento de suelos y edificios, con lo que cambió la línea de investigación que estaba trabajando Mendoza Garcilazo, trasladándolo de campos geotérmicos a estudios de respuesta sísmica de suelos y estructuras.
“Aprendimos a estudiar los suelos, iniciamos una nueva línea de investigación, por ahí empezamos a estudiar cómo se comportan los edificios; al término del convenio en 1991, tuve contacto con el doctor Enrique Luco, de la Universidad de California en San Diego y me inscribí en un curso sobre dinámica de estructuras”, apuntó.
Dedicado a la prevención
El investigador relató que durante el periodo que viajó desde Baja California a la Ciudad de México, en su regreso observaba las formaciones geológicas y la topografía de la ciudad de Tijuana, donde identificaba el riesgo sísmico de la zona urbana.
En su preocupación por contribuir con acciones de prevención de sismos, obtuvo el primero de 72 proyectos que ha desarrollado desde 1991 a la fecha, todos enfocados en riesgos sísmicos o geológicos.
“Después de entender los edificios y el suelo, inicié la tarea de aprender a comunicar el conocimiento adquirido. Una comunidad informada tiene más aptitud para tomar medidas preventivas”, comparte el investigador.
Contó que cuando ocurrió el sismo de 2010 en Baja California, solicitó su periodo sabático como asesor científico del gobierno estatal y viajó a Mexicali para recorrer los ejidos afectados, donde ofreció pláticas para explicar por qué ocurre este tipo de siniestros y cómo actuar antes y cuando se presentan.
Al principio recorrió 15 ejidos en la zona epicentral, donde estuvo realizando estos ejercicios y, posteriormente, fue invitado a visitar 25 colonias en la zona urbana de Mexicali para repetir la dinámica.
“Conocí muchas opiniones porque ya no estoy con el técnico sino con el ama de casa, vas aprendiendo, todas esas opiniones son muy valiosas y tienes que aprender a comunicarte”, rememoró.
Actualmente, Luis Mendoza está dedicado al desarrollo de atlas de riesgos y ya concluyó los correspondientes al gobierno del estado de Baja California y el municipio de Tijuana.