Los especialistas coordinados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España, destacó la importancia de esta tecnología que consiste en un parche para la piel que únicamente mide ocho centímetros de largo por cuatro de ancho.
Cuando entra en contacto con un líquido, el aparato activa una reacción electroquímica de electrodos; si el líquido analizado es más conductor (más salado), el dispositivo genera más potencia, y registra reacciones contrarias.
La fibrosis quística se caracteriza por afectar a las zonas del cuerpo que producen secreciones y por las infecciones e inflamaciones que provoca en zonas del pulmón, hígado, páncreas y sistema reproductor. Suele diagnosticarse durante un análisis del sudor que, en los pacientes afectados por la enfermedad, es más salado de lo normal.
“Este parche, que no depende de ninguna fuente de alimentación externa, sería muy fácil de usar y tendría un coste muy bajo, lo que permitiría realizar la medida sin instrumentos médicos externos, normalmente caros, haciéndolo accesible a un mayor número de hospitales y centros de salud”, explicó el investigador del CSIC, Juan Pablo Esquivel.
El científico del Instituto de Microelectrónica de Barcelona explicó que primero midieron el comportamiento de la batería de papel al ser activada con soluciones salinas de distintas conductividades.
“Con esto demostramos que la batería era sensible en el rango de conductividades deseado y éramos capaces de distinguir la diferencia entre más salado y menos”, detalló a través de un comunicado.
Posteriormente, los científicos desarrollaron un circuito electrónico que debía trabajar con la misma potencia producida por la batería, para discriminar ese valor de potencia, comparar si estaba por encima o por debajo de un valor umbral determinado y convertirlo en algo que se pudiera leer a simple vista.
Los expertos dieron con el diseño definitivo del dispositivo y para la validación del sistema, se emplearon 40 dispositivos. Las mediciones se hicieron utilizando soluciones de sudor artificial para evaluar la sensibilidad y especificidad, mientras que la conductividad de las soluciones son medidas ajustadas a valores definidos por organizaciones internacionales.