Se ha observado en las amibas de aguas residuales.
De acuerdo con un estudio publicado en el repositorio digital BioRxive, cuyos servidores se encuentran en el Laboratorio Cold Spring Harbor, en Nueva York, y es dirigido por el dr. Jônatas S. Abrahão, de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), se ha aislado y observado un virus con material genético que no corresponde con ningún registro en las bases de datos; a este virus sin otras cepas similares en material genético, hallado en las amibas de aguas residuales, se le ha denominado Yaravirus, a partir de la palabra en guaraní "Yara", que significa "madre de las aguas".
Los antecedentes de esta investigación se encuentran entre los estudios de la estructura y el comportamiento de los virus; con dos principales publicaciones.
En primer lugar, el artículo publicado por eLife, una organización sin fines de lucro dirigida por científicos con el objetivo de proveer una plataforma de difusión ante la gran cantidad de descubrimientos e investigaciones en biología, habla sobre las dificultades de formar bases de datos sobre los virus, debido al material de ADN tan diverso, las limitaciones en el desarrollo tecnológico para encapsularlos, y sugiere la existencia de estructuras aún no observadas; en segundo lugar, el artículo publicado por la revista Science, a cargo del dr.
Frederik Schulz, con base en la observación de microorganismos en aguas residuales, plantea que las dimensiones en los virus encontrados, similares a las de bacterias y su semejanza con la células, sugiere que puede formularse un nuevo reino para clasificarlos.
El descubrimiento del Yaravirus ocurrió como consecuencia de una práctica de campo, a cargo del doctor Abrahão, para encontrar secuencias de ADN en los virus gigantes hallados dentro de amibas en tejidos animales por el equipo del doctor Frederik Schulz, investigador del centro de microbiología de la Universidad de Vienna, en 2003.
Ante la investigación de cepas, encapsularon, encontraron y secuenciaron el material genético de los virus gigantes; no obstante, frente a los resultados figuró un virus pequeño, de 80 nanómetros y 74 proteínas.
Por otra parte, el 90% de las proteínas halladas en este virus, considerablemente más pequeño que otros observados en amibas de aguas residuales, no arrojaron coincidencias de material genético con otros virus secuenciados dentro de las base de datos, lo que ha llevado a una amplia especulación sobre sus efectos y orígenes.
Ante este hecho, en el margen del brote mundial del coronavirus, el estudio llevado a cabo por el doctor Abrahão pone en marcha una iniciativa para trazar un origen evolutivo de los virus, cuestionar su posible condición de seres vivos, analizar los efectos positivos en el organismo humano y plantear escenarios favorables para responder con eficacia ante cualquier contingencia o pandemia.