De acuerdo con organizaciones internacionales de salud, al menos dos mil millones de personas en el universo, es decir, el 30 por ciento de la población en el planeta, padecen anemia debido principalmente a la carencia de hierro, un problema que en las regiones de escasos recursos se agrava por diversas enfermedades infecciosas.
“Se trata de la única enfermedad carencial que además de afectar a la salud de gran número de niños y mujeres de los países en desarrollo, es también muy prevalente en los países industrializados”, explicó la nutrióloga de la SSJ, Sigrid Pimentel Martín.
Afirmó que la carencia de hierro causa sus mayores estragos en forma de mala salud, muerte prematura y pérdida de ingresos.
La especialista de la Secretaría de Salud detalló que la carencia de hierro y la anemia reducen la capacidad de trabajo de las personas, e incluso de poblaciones enteras, entrañando graves consecuencias económicas y obstaculizando el desarrollo de los países.
Por ello, sugirió como recomendación preventiva incrementar la ingesta de hierro. Diversificación de la dieta (incluyendo alimentos ricos en hierro y mejorando los niveles de absorción), enriquecimiento de los alimentos y administración de suplementos de hierro.
Control de infecciones. Programas de inmunización; mejorar el estado nutricional. Prevención y control de otras deficiencias nutricionales, por ejemplo carencia de vitamina B12, ácido fólico o vitamina A; acudir a consulta a tu centro de salud más cercano.
Citó como fuentes alimentarias el hierro de origen animal que está presente en carnes, pescados y mariscos; hierro de origen vegetal que se encuentra en verduras principalmente de hoja verde (espinacas, col espárragos), legumbres, cereales, frutos secos.