Recomendó que los gobiernos que consideran la posibilidad de autorizar la cannabis con fines médicos examinen los resultados de los estudios y ensayos científicos y se aseguren que esos medicamentos sean prescritos por personal médico competente.
Aclaró que debido a que los medicamentos no contienen la sustancia activa de la marihuana no hay riesgo de dependencia, la población y en especial los jóvenes consideran que su consumo en su estado natural es benéfico.
Raúl Martín del Campo, miembro de la JIFE, pidió tener cuidado y no hablar de “marihuana medicinal” porque son sólo algunos de sus componentes los que tienen beneficio sobre la salud humana, mientras que otros causan adicción.
“No hay que decir que cura todo porque se crea en los jóvenes la idea de que es buena y baja su percepción de riesgo hacia el consumo de esta droga y cómo en algunas regiones de Estados Unidos donde se autorizó fumarla con fines medicinales lo que ha sucedido es que aumentó el consumo y dependencia de esta droga”, subrayó.
Al presentar en la Secretaría de Salud, el Informe Anual 2017 de la JIFE, señaló que este organismo se ha encontrado con que la comunidad internacional se enfrenta a dos epidemias opuestas racionadas con los opioides.
Por un lado, dijo, está la falta de disponibilidad de medicamentos que ayuden a tratar el dolor en enfermos terminales en países de bajos y medianos ingresos, y por otro lado, el tema de la prescripción excesiva de esas sustancias en países de ingresos altos.
Destacó que países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Italia, España Bélgica y Australia experimentan una epidemia de sobredosis de opioides porque los médicos los recetan a población joven con dolor crónico y ya se han detectado casos de abuso y desvío de esos fármacos.
Algunos de ellos los usan como drogas o las venden con esos fines y aumenta la dependencia a estas sustancias porque después se buscan en el mercado negro, agregó.