Mientras que, en México, del uno al tres por ciento de la población padece esta afección, destacó el académico de posgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Detalló que para la de tipo “C” aún no existe vacuna, y una vez adquirida se desarrollan formas crónicas que pueden llevar a complicaciones hepáticas a mediano y largo plazos; la que más inquieta es la fibrosis y cirrosis hepática, asociada a adenocarcinoma hepático, detalló.
No obstante, aclaró en un comunicado, si la hepatitis en cualquiera de sus tipos (A, B, C, D o E) es diagnosticada y tratada a tiempo, puede curarse hasta en un 98 por ciento de los casos.
En el marco del Día Mundial contra la Hepatitis, que se conmemora este 28 de julio, el universitario indicó que esta enfermedad consiste en un proceso inflamatorio del hígado por causas de origen tóxico, infeccioso, degenerativo o neoplásico.
Explicó que la tipo A y E se adquieren vía oral, a través de alimentos contaminados; la B y C mediante transfusiones, contacto de mucosas, perforaciones de la piel, tatuajes, uso de agujas contaminadas y lesiones ocasionadas con objetos cortantes; y la D se adquiere cuando el paciente ya padeció hepatitis crónica B y se agrega el antígeno delta para complementar la infección.
“La A y B se previenen con vacunación, la E con el buen manejo de alimentos, pero en la C no existe vacuna y es preocupante porque en estos casos se desarrollan formas crónicas. Además, el contagio de la C aumenta cada vez más entre usuarios de drogas intravenosas, debido al uso de jeringas contaminadas”, subrayó.
Refirió que este año, el lema de la efeméride es "Hepatitis. Es hora de diagnosticar, tratar y curar", y en ese sentido debemos reconocer que el diagnóstico es difícil cuando ya es una afección crónica, porque muchas veces es asintomática.
“Se debe hacer escrutinio a todas las personas con factores de riesgo. En México, el porcentaje de hepatitis crónica varía de uno a tres por ciento, dependiendo de la región geográfica, el tipo de comunidad y los factores de riesgo”, expuso el infectólogo.
Por ejemplo, apuntó, en la zona fronteriza del norte, en donde grupos marginales utilizan con mayor frecuencia drogas intravenosas, hay más casos y por ello está autorizada la realización del escrutinio.
Agregó que en el caso de las transfusiones, la sangre que se dona hoy en hospitales es sometida a pruebas de detección de anticuerpos para hepatitis C, por lo que es prácticamente imposible que se transmita por este medio.
Dentro de los casos de hepatitis C, abundó, entre 20 y 30 por ciento de las personas que la padecen se curan en forma espontánea, el resto transita a formas crónicas que pueden permanecer hasta 25 años sin síntomas, dependiendo de la existencia de otras enfermedades.
“Hay tratamientos que curan la hepatitis, pero debe ser integral, incluir el ambiente, los cuidados y evitar los factores de riesgo, porque si un paciente no modifica sus conductas riesgosas o estilo de vida puede volverse a infectar”, concluyó el también jefe del Servicio de Infectología del Hospital General de México.