En un comunicado, el también investigador del Departamento de Atención a la Salud, advirtió que el criterio general respecto de pacientes que ingresan a una unidad de cuidados intensivos “no está en la edad, sino en la posibilidad de salvar sus vidas después de la estancia”.
El escenario que implica la atención a enfermos de COVID-19 es complejo es esa especialidad, pero “resulta discriminatorio escoger a alguien por el hecho de no haber vivido un determinado número de años, además de que potencialmente una persona de 60 tal vez viva 25 más y muera a los 85 años”, agregó.
Álvarez Díaz índico que más allá del tema de la edad, otro de los puntos de la Guía señala, por ejemplo, la creación de grupos de triage y propone que los forme un médico intensivista, un profesional de enfermería intensiva o urgencias médicas y un personal de administración, a pesar de que no se cuenta con el número suficiente de profesionales.
“Tendría que haberse pensado en la situación real del sector, porque la limitación de recursos no tiene que ver sólo con la cama, el ventilador u otros insumos, sino también con personal, por lo que hacer una Guía que pide lo que no existe es ilógico”, mencionó.
Por lo que el documento, dijo, debe ser eliminado para reunir la opinión de la Comisión Nacional de Bioética (Conbioética) y sus similares estatales, así como de académicos que propongan la intervención de los mil 67 comités que ya existen en el país, con el fin de que participen de manera directa con otro tipo de criterios que no se reduzcan a la edad.