Entrega de armas de las FARC mueve elecciones del 2018

26 de Mayo de 2017
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Bogotá, 26 May (Notimex).- A cinco días de concluir el plazo para que las FARC entreguen las armas a la misión de Naciones Unidas, el escenario político- electoral para 2018 se empieza a mover con aspirantes a la Casa de Nariño, que marcan la polarización de los colombianos.

El tema de la paz y la guerra será eje central en el debate electoral en los próximos 12 meses, con dos posiciones políticas que ya están claramente marcadas: Consolidar la implementación del Acuerdo de Paz con las FARC y la segunda acabar el pacto que firmó el gobierno de Juan Manuel Santos con el grupo rebelde.

Por primera vez en más de medio siglo, el debate electoral tendrá en el escenario a unas FARC super activas, pero en esta ocasión sin armas y llamando a sus bases y seguidores a votar por la construcción “de la paz con justicia social”.

El paso de las FARC a partido político, arranca en firme una vez finalice la entrega de las armas, es decir, lo que se conoce como Día D+180, que significa que este 1 de junio el grupo rebelde ya debe cumplir con la dejación de armas, tal como está estipulado en los acuerdos.

Las armas que estarán bajo control absoluto de Naciones Unidas, que tiene la misión de retirarlas de todos los campamentos para luego fundirlas y construir tres monumentos en Nueva York, Cuba y Colombia.

La fecha límite del 1 de junio se mantiene sin modificaciones, aunque las partes pueden acordar ampliar el plazo para que la Misión de las Naciones termine de ubicar las caletas con explosivos y otras armas, que están por fuera de los campamentos donde se concentran los rebeldes.



"Independientemente de esta decisión la comandancia de las FARC, reiteró en los últimos días que no hay reversa en la determinación de dar el paso hacia la conversión en partido político, lo que está demostrado en todos sitios oficiales de internet: página web, Facebook, twitter, y sus medios de comunicación".




Pero el 1 de junio también es una fecha importante, porque debe finalizar el cese al fuego bilateral, que demostró en el último año un reducción sustancial de las acciones de violencia por parte de las guerrillas de las FARC, salvo las actividades de los pequeños grupos disidentes de la organización, que solo representa un cinco por ciento de un total de siete mil combatientes.

A menos de una semana para que se cumpla en lo teórico el Acuerdo de Paz, con las FARC, ya empezaron a salir las primeras encuestas con miras a las elecciones para el Congreso de Colombia y las presidenciales que se realizaran en marzo y mayo del 2018, respectivamente.

Estos primeros sondeos de opinión, las FARC aparece con menos del 1.0 por ciento, que es la cifra histórica que ha marcado este grupo en los últimos 30 años y su principal reto en su nuevo rol de partido político tendrá que superar, si quiere tener protagonismo en la fase del post-conflicto.

Los pre-candidatos que están marcando los dos primeros lugares- según la firma Cifras & Conceptos, dada a conocer esta semana, son el ex vicepresidente Germán Vargas Lleras y el exalcalde Bogotá, Gustavo Petro.

Vargas Lleras, es un político que viene de las filas del Partido Liberal, pero que logro consolidar su propio movimiento que se conoce como Cambio Radical, claramente definido como un hombre del establecimiento y de derecha.

El ex vicepresidente Vargas Lleras- quien se retiró de su cargo en marzo pasado para poder participar en el debate electoral- respaldo las negociones de paz con las FARC, pero de una forma “muy tímida” para no comprometerse a fondo con la causa del jefe de Estado.

Los principales voceros de Cambio Radical, ya están enviando mensajes de critica a propuestas como la reforma política, para abrir mejores espacios al nuevo partido político que nazca de las FARC, ampliar las garantías a la oposición y cerrar vetas a la corrupción que se enquistan en el debate electoral.

Petro por su parte, con un 13. por ciento, es una figura de la izquierda y a pesar que terminó su alcaldía de Bogotá, con márgenes de popularidad bajos, las encuestas privadas lo ubican a nivel nacional en un empate técnico con Vargas Lleras, quien marcó en el sondeo de Cifras & Conceptos un 14 por ciento.

Después de estas dos figuras aparece un amplio abanico de aspirantes a la presidencia de extrema derecha, extrema izquierda, centro e independientes, que con el paso de los meses de campaña empezarán a definir hasta donde llegan o qué tipo de alianza están dispuestos hacer.

Pero aún falta que el expresidente Álvaro Uribe Vélez, que es el dirigente político con mayor caudal electoral propio en Colombia, revele la estrategia de su partido el derechista Centro Democrático.

Cuando el exmandatario y hoy senador, diga públicamente quien será su candidato, ahí el tablero de las encuestas se moverán hacia un escenario más realista.

Pero independientemente de la posición de este “barón electoral”, lo que está claro en este momento, es que en las elecciones de 2018 se conformar dos alianzas: Una para consolidar la paz y la otra para volverlo trizas.

Otro tema que va aparecer con fuerza en las elecciones de 2018, será el de la corrupción, a pesar que todos los partidos y movimientos políticos están cruzados por este flagelo, que carcome el Estado, el sector privado y el conjunto de la sociedad.

Todos los candidatos van a prometer lucha frontal contra la corrupción, pero irán divididos frente a la implementación del Acuerdo de Paz con las FARC y frente a las negociaciones que el gobierno de Santos tiene en Quito con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Este escenario demuestra que Colombia en términos políticos y de paz esta polarizada, como lo advirtió el Alto Consejero para la Paz, Sergio Jaramillo, en un encuentro reciente con estudiantes de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) en Bogotá.



"No hay mayor riesgo para la democracia que la polarización. Cuando un señor se para y dice tranquilamente que va a hacer trizas los acuerdos malditos, no solamente está proponiendo que el Estado haga trampa, que el Estado incumpla, lo que destruye la posibilidad de crear confianza en la palabra del Estado colombiano y afecta otros gobiernos”, advirtió Jaramillo.




Y agregó: “(…) lo que hace este tipo de violencia verbal y la polarización en general es cerrarle espacios a la deliberación democrática, a la reflexión. Está tratando de despertar odios y emociones ciegas, que es lo contrario del debate democrático."

En Colombia- enfatizó- “hay un sector de la sociedad que se niega a aceptar que el fin del conflicto no sólo es la dejación de armas de las FARC, sino que tiene que estar dispuesto a participar y a responder. Hay gente que no quiere aceptar que el fin del conflicto nos involucra a todos".

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