"El presidente se alegra de ver a Reino Unido dejar (la UE). Si continúa así, voy a animar a Ohio o a Texas a dejar Estados Unidos", dijo con ironía enfadada durante un congreso del Partido Popular Europeo (PPE), que reune a los partidos de derecha de toda la UE, en La Valleta (Malta).
El jefe de la CE afirmó que el divorcio entre Reino Unido y la UE “no es el fin de todo” y abogó por convertirlo en “el inicio de algo nuevo que será más fuerte y mejor”.
En la misma línea se pronunció el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, recordando la declaración que pronunció el miércoles, luego de recibir el pedido oficial de separación de manos del embajador británico ante la UE, Tim Barrow, en Bruselas.
"El 'Brexit' nos ha hecho, a la comunidad de 27 (países), más determinados y unidos que antes. Confío totalmente en ello", repitió.
Tusk calificó de “peligrosas” las afirmaciones de que la integración de Europa supone una amenaza a las soberanías nacionales y conlleva para los países miembros la pérdida de control sobre su propio futuro.
"Nuestra misión debe ser hacer que los europeos comprendan que es exactamente lo contrario. Que una UE fuerte, capaz de ser soberana en relación con el mundo exterior, capaz de proteger su catálogo de valores y cultura, capaz de proteger su frontera exterior, es la mejor y quizá la única garantía de la soberanía nacional y estatal", defendió.
"Para los patriotas racionales y responsables, que quieren mantener la soberanía y la independencia de sus naciones y Estados, no hay alternativa a una Europa unida y soberana", aseveró.
En esa línea, Tusk instó a los líderes europeos a “desafiar a los populistas” y “decir claramente que los nacionalismos y los separatismos que tratan de debilitar a la UE son opuestos al patriotismo moderno”.
El presidente del Consejo Europeo presentará mañana las líneas directrices de la posición que la UE deberá asumir en las negociaciones de las condiciones de la salida británica.
El documento deberá ser aprobado por los gobernantes de los Veintisiete el 29 de abril, en una cumbre en Bruselas.
Europeos y británicos tienen un plazo de dos años para concluir las tratativas, a contar de la fecha del pedido de separación, el 29 de marzo de 2017.