“El Estado Islámico es responsable de los ataques suicidas contra tres iglesias en Surabaya”, afirmó el grupo en una declaración, difundida a través de su agencia de noticias, Amaq, usada para difundir su propaganda.
Una potente explosión sacudió este mañana la iglesia católica Santa María Inmaculada cerca de las 07:30 horas locales (00:30 GMT), durante la misa dominical, mientras que minutos después el templo cristiano de Diponegoro y de la Iglesia Pentecostal fueron blanco de ataques similares.
El EI, conocido en Indonesia por su acrónimo en árabe Daesh, aseguró que al menos 11 personas murieron y 41 resultaron heridas en los tres “ataques de martirio”, entre guardias de seguridad y fieles cristianos, según un reporte del diario Jakarta Post en línea.
La declaración del EI, divulgada por sus simpatizantes a través de la red social de Telegram, no proporcionó ninguna prueba sobre su responsabilidad, ni de la identidad de los yihadistas que llevaron a cabo las acciones, como por lo regular suele hacerlo.
El jefe de la Policía Nacional, general Tito Karnavian, confirmó esta tarde que los atacantes suicidas son todos miembros de una sola familia afiliada a Jamaah Anshar Daulah (JAD), un grupo extremista vinculado al EI.
En una conferencia de prensa, transmitida en vivo por la televisión desde Surabaya, Tito explicó que el padre de la familia fue el terrorista en la Iglesia Pentecostal, mientras sus hijos, dos adolescentes varones, llevaron a cabo el atentado en la iglesia católica de Santa María Inmaculada.
“La madre de la familia y sus otras dos hijas, de 9 y 12 años, supuestamente llevaron a cabo su misión en la Iglesia Cristiana de Diponegoro”, subrayó el jefe policial.
El responsable de la Policía confirmó que al menos 45 personas, entre muertos y heridos, han sido rescatadas entre los restos de los tres templos, aunque consideró que la cifra final de víctimas podría aumentar, ya que hay zonas donde aún los servicios de rescate siguen trabajando.
La televisión local mostró imágenes de una de las iglesias envuelta en llamas, en medio de un espeso humo negro, escombros esparcidos alrededor de la entrada y una motocicleta, en la que al parecer llegaron los suicidas.
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, condenó los ataques, que calificó como "bárbaros" y ordenó a la Policía rastrear a los perpetradores.
"He instruido a la policía para investigar y romper las redes de los perpetradores", afirmó Widodo.
Desde hace décadas, Idonesia lucha por erradicar a grupos terroristas, particularmente Jemaah Islamiyah, un grupo afiliado a la red Al Qaeda, responsable de 11 ataques entre 2000 y 2010, incluidos los mortales atentados de Bali en 2002, que dejaron más de 200 muertos y cientos de heridos.