“La resistencia del cactus en zonas áridas, su capacidad para sobrevivir a las sequías y para almacenar agua lo convierten en un instrumento importante para la seguridad alimentaria”, dijo Makiko Taguchi, una de las coordinadoras de la FAO del libro titulado “Crop ecology, cultivation an uses of cactus pear” (Ecología, cultivo y usos del nopal).
Taguchi señaló, en entrevista con Notimex, que aunque la mayoría de los cactus no son comestibles, las especies del género Opuntia ficus ha sido introducida en 26 países más allá de México, su tierra de origen, e Italia y España, a donde llegó poco después del descubrimiento del Nuevo Mundo.
La especialista de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) dijo que, en particular, en Madagascar el nopal ha sido fundamental para garantizar la subsistencia de personas y animales afectados por una larga crisis alimentaria.
La experta resaltó que también en Etiopía la planta ha demostrado ser esencial en terrenos donde otros cultivos han fracasado, mientras que Brasil cuenta con más de 500 mil hectáreas de plantaciones de cactus y hay también tradición del cultivo en Argentina, Bolivia, Chile y Perú.
La planta se encuentra igualmente en granjas de Argelia, Marruecos, Túnez o Sudáfrica y en países como India, Pakistán y Kenya, donde se registra un incremento en su producción y uso.
Taguchi reconoció, sin embargo, que en gran parte de esos países el nopal es explotado sobre todo como forraje para animales, pese a que en México está incluido en la tradición culinaria desde hace siglos y el consumo promedio anual es de 6.4 kilogramos por persona.
Pese a ello, el libro resaltó que el consumo del nopal se extiende lentamente ante la necesidad de plantas resilentes frente a la sequía, la degradación de los suelos y el aumento de las temperaturas.
Las especies Opuntias se cultivan en pequeñas granjas, se cosechan en el medio natural en más de tres millones de hectáreas y con mayor frecuencia se producen mediante técnicas de riego por goteo en pequeñas explotaciones como cultivo primario o suplementario.
El estudio resaltó la capacidad del nopal para almacenar agua, lo que lo convierte en un “pozo” botánico capaz de suministrar hasta 180 toneladas de agua por hectárea, suficiente para mantener a cinco vacas adultas.
Pero la planta funciona no solamente como reserva de agua, sino también de bióxido de carbono (un compuesto orgánico fundamental para el sostenimiento de la biósfera) en regiones áridas y semiáridas, donde el clima es más errático.
“En tiempos de sequía, la tasa de supervivencia del ganado es mucho más alta en granjas con plantaciones de cactus”, dijo el texto.
Subrayó que los ejemplares de la variedad “Opuntia ficus indica”, una de las más populares, pueden sobrevivir a temperaturas de hasta 66° C, aunque la fotosíntesis comienza a alterarse a partir de los 30° C.
El libro, que en los próximos meses será publicado en español, habla también de la historia del nopal, de sus propiedades medicinales y curativas o de sus cualidades que permiten mejorar la calidad de los suelos y con ello el rendimiento de otros cultivos.
Igualmente cita algunos estudios según los cuales, usado como forraje del ganado, el cactus puede reducir la cantidad de metano que los animales generan mediante la digestión.
También analiza las oportunidades que el nopal ofrece a comunidades rurales, que pueden explotarlo con productos como jaleas, aceites, cosméticos o jabones, o incluso habla del uso de su parásito, la cochinilla, que suelta un pigmento carmín usado en México desde tiempos prehispánicos como colorante natural.
“Aunque ha habido un aumento generalizado en el cultivo del nopal en las últimas dos décadas, aún queda mucho por hacer para convencer a los productores que la planta puede dar altos rendimientos y buena calidad si recibe cura y atención adecuadas”, indicó.