Charpentier hizo estas declaraciones en una rueda de prensa en Berlín, donde trabaja en la Unidad Max Planck de Ciencia de los Patógenos, de la que es fundadora y directora científica y ejecutiva.
La genetista subrayó que la tecnología CRISP-Cas9 tiene "muchos efectos positivos" en distintos ámbitos, pero advirtió frente a la posibilidad de emplearla para "mejora de humanos", como ya han hecho muchos organismos científicos en todo el mundo.
"Esta tecnología podría llegar a utilizarse para la mejora de humanos, pero la comunidad científica ya está levantando la voz contra su uso en este sentido", aseguró esta científica, reconocida por haber hallado la técnica CRISP-Cas9 que permite de una forma sencilla, barata y efectiva la edición del genoma.
En su opinión, el CRISP-Cas9 debe servir "para curar enfermedades" de origen genético, "no para la mejora humana".
Además, argumentó Charpentier, la tecnología no está aún tan perfeccionada como para editar el genoma humano con el objetivo de mejorarlo y la ciencia no ha avanzado tanto como para conocer todos los genes implicados en cada característica.
Con respecto a la COVID-19, la genetista consideró que ve difícil que su tecnología pueda tener una aplicación directa en la lucha contra la pandemia, pero consideró que podría ser de ayuda de modo indirecto.
La científica, que se dijo "muy honrada" por el premio, reconoció haberse sentido "extremadamente emocionada" al recibir la llamada de Estocolmo.
"Por mucho que dijesen que el CRISP se acabaría llevando el premio Nobel, no se sabía quién lo ganaría ni cuándo", explicó. "Una cosa es que te digan que puede pasar y otra que pase", agregó la científica francesa, que se mostró convencida de que este galardón no le va a "cambiar".
Charpentier quiso asimismo subrayar el hecho de que las dos galardonadas con el Nobel de Química fuesen mujeres en esta edición y animó a todas las niñas y mujeres científicas a "que vean que nada es imposible".
También indicó que un premio a dos mujeres aporta una "imagen de la ciencia moderna", donde hay una mayor presencia femenina.
Charpentier y la bióloga molecular estadounidense Jennifer Doudna, con quien comparte el Nobel de Química, han sido reconocidas por la Academia sueca de Ciencias de Estocolmo por su contribución a la reescritura del "código de la vida" y "el desarrollo de un método para la edición del genoma".
Según el jurado, las premiadas descubrieron una de las herramientas "más afiladas de la tecnología genética": las tijeras genéticas CRISPR-Cas9, con las que se puede modificar el ADN de animales, plantas y microorganismos con una precisión extremadamente alta.