De acuerdo con mediciones satelitales realizadas por investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) y la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA) el agujero se redujo a menos de 3.9 millones de millas cuadradas (10 millones de kilómetros cuadrados) durante estos dos meses.
Indicaron que el pasado 8 de septiembre éste alcanzó su punto máximo de 6.3 millones de millas cuadradas (16.4 millones de kilómetros cuadrados).
"El agujero de este año fue particularmente pequeño, el resultado de patrones climáticos inusuales sobre la Antártida", destacó en su cuenta de Twitter Nasa Earth.
Explicaron que "esta es la tercera ocasión en 40 años que se han generado temperaturas cálidas que limitan el agotamiento del ozono. Patrones climáticos similares en la estratosfera antártica en septiembre de 1988 y 2002 también produjeron agujeros de ozono atípicamente pequeños".
El jefe de Ciencias de la Tierra del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, Paul Newman, señaló que esto no significa que el ozono atmosférico esté repentinamente en una vía rápida hacia la recuperación y destacó que lo que se está observando este 2019 se debe a temperaturas estratosféricas más cálidas.
Manifestaron que el 16 de octubre, "el agujero de ozono sobre la Antártida todavía era pequeño pero estable y debería cerrarse gradualmente durante las próximas seis semanas, por lo que se espera que éste se reduzca al tamaño que tenía en 1980 aproximadamente en 2070".
Cabe destacar que el ozono es un compuesto de tres átomos de oxígeno y en lo alto de la estratósfera protege al planeta de la radiación ultravioleta potencialmente dañina a la salud, con afectaciones como cáncer de piel y cataratas, suprime el sistema inmunológico, así como daña las plantas.