Ciudad de México, 16 de mayo de 2023 - (depositphotos) El tratamiento del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en comunidades rurales enfrenta grandes desafíos, entre ellos, la falta de atención integral y la dificultad para adherirse a los tratamientos antirretrovirales (TARV).
Así lo explica Octavio Jiménez, presidente de la Fundación Presmanes, una organización activa en la promoción de la salud en zonas rurales.
Según el INEGI, Veracruz lidera la lista de muertes por VIH en México, con 605 decesos en 2021 y ocupa el tercer lugar en casos diagnosticados en 2022, sumando un total de 31,866.
Jiménez sostiene que, a pesar de los compromisos asumidos a nivel municipal, estatal y federal para combatir la epidemia de VIH, el alcance de las medidas depende de la capacidad para adaptarse a la diversidad y pluralidad de las comunidades locales.
Se requiere un enfoque interdisciplinario y un trabajo conjunto para lograr un impacto significativo.
"El VIH en zonas rurales está subdiagnosticado", dice Jiménez. "El acceso limitado a las pruebas de diagnóstico y la prevalencia de ciertas creencias culturales, como el machismo en áreas indígenas, dificultan la adhesión al tratamiento". En estas comunidades, la vergüenza y la opinión de los demás juegan un papel crucial en el diagnóstico y tratamiento del VIH.
En Veracruz, donde más de un millón de personas se identifican como indígenas, la situación es particularmente preocupante. Estas comunidades se encuentran dispersas en cuatro regiones principales: la Huasteca, la Totonaca, las Altas Montañas y la Olmeca.
Existen tratamientos innovadores basados en el principio de "indetectable = intransmisible". Los pacientes con VIH que mantienen una carga viral indetectable gracias a los antirretrovirales no pueden transmitir el virus.
Pero esta realidad solo es posible con una firme adherencia al tratamiento. En las zonas rurales, las circunstancias difieren drásticamente de las urbanas.
La Fundación Presmanes, activa desde 2007, se dedica a la salud preventiva en comunidades rurales de alta vulnerabilidad en Veracruz y el Estado de México. Aún existen lugares donde los servicios de salud públicos son inaccesibles.
La pandemia de Covid-19 exacerbó este problema, ya que la atención a las personas con VIH en zonas rurales se descuidó. "Recuperar el tiempo perdido requiere de la colaboración de instituciones públicas, privadas y de la sociedad civil", concluye Jiménez.