sta semana pasada conmemoramos el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Mujeres, Niñas y Niños. Hemos de recordar que la trata de personas para su explotación sexual es el tercer negocio ilícito en el mundo, por detrás del tráfico de armas y del de drogas, y se calcula que mueve alrededor de 35 mil millones de dólares al año. No es poca cosa, desde luego…
Utilizar el cuerpo de las mujeres y las niñas como materia prima, como podemos ver, es bastante lucrativo para los proxenetas. Pero deja a las mujeres prostituidas en situación de vulnerabilidad absoluta y con una salud bastante vulnerable también.
El gobierno se ha declarado en varias ocasiones abolicionista, pero hasta el momento no se ha movido nada en este sentido. Solo una recomendación desde el Ministerio de Igualdad de cerrar los prostíbulos durante la pandemia y que, además son competencias de las Comunidades Autónomas. Insisto, hasta ahora, los hechos brillan por su ausencia.
No nos vale solo con una ley contra la trata de personas con fines de explotación sexual. Exigimos una ley integral abolicionista de la prostitución que contemple acciones punitivas contra los puteros y proxenetas y acciones claras, concretas y concisas para las mujeres en situación de prostitución. No nos vale con palabras que se lleva el viento y por eso insisto en lo de acciones claras, concretas y concisas.
Si con la Ley Orgánica 1/2004 sobre medidas de protección contra la violencia de género, quedaron asuntos sin rematar y sobre todo, sin desarrollar y así siguen después de 16 años, con todo el trabajo de sensibilización y pedagógico realizado por el movimiento feminista en estos años, que no por las administraciones, sobre todo con las del PP, no quiero ni imaginar qué pasará ni no se afronta este problema desde la raíz, y desde luego, pensando en las mujeres prostituidas…
Socialmente existen demasiadas complicidades con el mundo de la prostitución como para que se pongan parches. Y como dice mi amiga Laura Nuño, se ha prohibido la publicidad del tabaco y del alcohol, ¿Por qué no se hace lo mismo con la prostitución? Y este es solo un ejemplo.
Si tenemos en cuenta que la prostitución en sí misma es una violación por dinero, entenderemos las secuelas que puede dejar en estas mujeres y niñas, mayoritariamente, que se las viole numerosas veces al día y sin la menor posibilidad de escapatoria de sus agresores. El nivel de sometimiento debe ser el equivalente al miedo que puedan sentir a que los proxenetas dañen a sus seres queridos en caso de intento de escapada de la situación. Y como sabemos, el miedo es una potentísima arma para someter y mantener el poder.
Y otro claro ejemplo del papel del miedo en el sometimiento de voluntades, lo encontramos en el miedo al pecado y al infierno que la Iglesia Católica lleva predicando más de dos mil años. Y el resultado es el mismo: grandes patrimonios, exenciones fiscales, apropiaciones indebidas, y un largo etcétera. Y por supuesto, el sometimiento de los fieles y un poder en algunos momentos históricos, casi infinito y dictar o ayudar a dictar normas que les sean favorables, siempre. Pero la condena de hechos delictivos como los que ellos mismos cometen o condenar abiertamente y sin fisuras los padecimientos de las mujeres que son violadas, maltratadas y asesinadas, de eso, ni una sola palabra.
Y lo mismo con la prostitución, poner el ojo en las mujeres en situación de prostitución culpándolas de su propia situación y ni una sola palabra de condena a los puteros y a los proxenetas.
O la banca, que acoge el dinero de los proxenetas sin pensar en nada más que no sea aumentar sus recursos, sin pensar en la forma en que se ha ganado ese dinero: violando a las mujeres constantemente que se encuentran, en demasiadas ocasiones, en situación de esclavitud sexual.
Para que luego nos vengan diciendo que la esclavitud se abolió en el Estado Español a finales del siglo XIX…Pues estamos en 2020 y sigue existiendo esclavitud en el Estado Español. Y hay que decirlo alto y claro.
Y el Ministerio de Igualdad, sigue a sus cosas y sin presentar ningún documento que nos haga pensar en una ley integral sobre la abolición de esta situación lamentable y dolorosísima para tantas mujeres, pero tan lucrativa para tantos intereses, sobre todo, masculinos todo hay que decirlo. La ilusión del movimiento feminista en este Ministerio se va desvaneciendo a medida que pasan los días.
Pero la ilusión es una cosa y el activismo otra muy diferente. Y el activismo feminista seguirá trabajando para denunciar estas situaciones de excesiva connivencia y tolerancia social con la prostitución. Como en su día hicimos con las violencias machistas. Y seremos constantes en la demanda de una ley integral por la abolición de la prostitución con medidas claras, concretas y concisas que ayuden a las mujeres en su recuperación también integral.
Ahí me van a encontrar siempre, en la denuncia de estas situaciones inhumanas para tantas y tantas mujeres.