San Juan del Río, 12 mayo 2023.- (depositphotos) México, un país con una historia intrincada y desgarradora en la guerra contra las drogas, se enfrenta actualmente a una nueva amenaza: el fentanilo.
Este potente opioide sintético, que puede ser hasta 50 veces más poderoso que la heroína, es la droga más peligrosa que se distribuye actualmente en el país.
Desde que apareció por primera vez en el mercado negro de México, el fentanilo ha dejado un rastro de muerte y devastación a su paso.
Sus efectos pueden ser rápidamente fatales, incluso en pequeñas dosis. Los usuarios pueden sufrir una sobredosis casi instantánea, lo que resulta en una insuficiencia respiratoria que puede llevar a la muerte.
Además, su adicción es intensa y rápida, dejando a los usuarios en un ciclo destructivo de dependencia.
Las cifras de muertes por sobredosis en México han aumentado drásticamente en los últimos años, con el fentanilo como principal culpable.
Sin embargo, las víctimas no son solo los usuarios. Las comunidades y familias se ven afectadas mientras luchan para ayudar a sus seres queridos atrapados en la adicción.
Y el sistema de salud se ve desbordado, lidiando con el aumento de las hospitalizaciones y muertes relacionadas con la droga.
En cuanto a la distribución, el fentanilo es una droga atractiva para los cárteles de drogas mexicanos, debido a su alta rentabilidad y facilidad de transporte, refieren autoridades.
Los cárteles, entre ellos el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación, son los principales responsables de la fabricación y distribución de esta droga mortal, tanto a nivel nacional como internacional.
Estos grupos criminales han demostrado una adaptabilidad y resiliencia impresionantes frente a los esfuerzos de las autoridades para detener su actividad. Utilizando una mezcla de violencia, corrupción y sofisticación logística, han logrado mantener su influencia y continuar su tráfico de drogas, causando estragos en la sociedad mexicana.
El fentanilo y su propagación representan un desafío enorme para México y Estados Unidos de América. Especialistas refieren que se trata de un problema que requiere una respuesta multifacética, que aborde tanto la oferta como la demanda de la droga, y que también se ocupe de las raíces profundas de la violencia y la corrupción, que permiten que el tráfico de drogas florezca.