Difundido en conjunto con el organismo Justice in Motion (Justicia en Movimiento), el video tiene como objetivo arrojar luz sobre el dolor que padecen los cerca de 360 padres separados de sus hijos en la frontera y que fueron deportados sin sus niños de regreso a su país de origen.
“La angustia de estas familias es evidente. No saber dónde están sus hijos o por qué el gobierno no los libera, les causa un enorme padecimiento”, explicó Clara Long, investigadora del programa en Estados Unidos de HRW.
Los organismos destacaron que han realizado entrevistas exhaustivas a padres en El Salvador, Honduras y Guatemala cuyos hijos siguen en Estados Unidos, muchos de los cuales pasaron meses sin saber por qué sus hijos no han sido liberados o enviados de regreso.
“Más que todo, nos estamos traumando”, expresó Pablo D. desde su vivienda en el departamento de Huehuetenango, en Guatemala. Pidió que se lo identificara de esa forma por temor a que, si hablaba, esto pudiera demorar de algún modo el reencuentro con su hijo.
Su hijo Byron, de ocho años, ha estado detenido en Estados Unidos desde fines de mayo de 2018. Pablo D añadió: “los padres estamos aquí tratando de sobrevivir esto. Imagínese los niños ahí, estando solos. Están como que sus papás ya no existen”.
Muchos de los padres entrevistados aceptaron ser deportados con la expectativa de que sus hijos se fueran con ellos, otros han tomado la difícil decisión de permitir que sus hijos permanezcan en Estados Unidos para que sigan adelante con sus propios trámites de inmigración.
“No sabemos nada. Nos dijeron que veríamos a un juez de inmigración. Solo queremos que venga a casa”, expresó Marcelino Claudio García, un ciudadano guatemalteco cuya hija de ocho años también ha estado detenida desde mayo en Estados Unidos.
Más de dos mil 500 familias fueron separadas por la fuerza entre otoño de 2017 y fines de junio, cuando el gobierno del presidente Donald Trump implementó un plan para separar a familias y procesar penalmente a los padres que viajaran con sus hijos, además de deportarlos.
Las agencias de inmigración enviaron a los niños y a los padres que fueron separados en la frontera, a establecimientos de detención distintos, en ocasiones, a gran distancia unos de otros, sin un plan que permitiera el contacto con los padres o facilitara la reunificación.
Luego de una orden judicial emitida a fines de junio, miles de familias han sido reunificadas en Estados Unidos, tanto dentro de establecimientos de detención como fuera de estos.
No obstante, casi dos tercios de los casi 500 niños que siguen solos bajo custodia de las autoridades, incluidos 22 que tienen menos de cinco años, tienen padres que fueron deportados.
Aunque la justicia federal dispuso que el plazo de reunificación del 26 de julio se aplique a estos padres deportados, para muchos la separación continúa.
En última instancia, quienes diseñaron y ejecutaron la política de separación familiar para Estados Unidos deberían rendir cuentas por esto, y los niños y padres perjudicados deberían recibir un resarcimiento adecuado, opinaron HRW y Justice in Motion.
“El hecho de que el gobierno no tome medidas urgentes para remediar el perjuicio causado es repudiable. Cada día que permanecen separados no hace más que agravar el daño para estas familias”, manifestó Cathleen Caron, directora ejecutiva de Justice in Motion.